Los últimos escándalos protagonizados por el rey Juan Carlos a raíz de su relación con Corinna y sus supuestas cuentas en Suiza ha obligado a su hijo, Felipe VI, a desvincularse económicamente de su padre. Este domingo, Casa Real anunció que el rey renunciaba a la herencia de su padre y, además, le retiraba la asignación oficial.
La ruptura no solo salpica a la Corona como institución, sino también a la familia real. Si las actividades fraudulentas de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin les costaron el ducado de Palma y el abrigo de la familia, la reacción de Felipe VI en esta ocasión, al menos de cara a la opinión pública, podría ser igual de tajante. De momento, ya le ha retirado a su padre la asignación oficial y es posible que no volvamos a verlos en un acto público juntos hasta dentro de un tiempo.


La relación entre padre e hijo siempre ha sido muy estrecha. Desde que Felipe VI era un niño, la complicidad entre ellos se ha evidenciado en los cientos de momentos que han compartido.




Sonrisas, miradas, susurros... La conexión entre Juan Carlos y Felipe se ha manifestado no solo en los momentos familiares, como cumpleaños, bodas o graduaciones, sino también en actos oficiales, marchas militares u homenajes institucionales.



Padre e hijo comparten, además, su pasión por la vela y el esquí, deportes de los que han disfrutado juntos. De hecho, en privado, Felipe llama a su padre "patrón", tal y como él mismo confesó en el discurso por el 70 cumpleaños de su padre: "Gracias, querido Patrón, como nos gusta llamarte, tal y como le llamabais los hermanos a vuestro padre, nuestro querido abuelo, por tu permanente ejemplo de vida intensa entregada al servicio de la nación", dijo.



