Queda menos de un mes para que el príncipe Harry y su mujer dejen de ser miembros de la monarquía británica, al menos oficialmente. Pero los duques de Sussex aún cuentan con esa categoría y aprovechan sus últimas semanas como royals: la prueba la hemos visto en su esperado regreso a Inglaterra. La primera aparición pública en la capital inglesa ha sido una locura de glamour.

Bajo la lluvia pero muy sonrientes, Meghan Markle y su marido han sido aclamados a su llegada a la Mansion House de Londres donde se celebran los Endeavour Fund Awards, premios en los que se reconoce la labor de miembros de las fuerzas armadas heridos en servicio.

La cita es especialmente importante para el hijo menor de Lady Di, desde siempre muy conectado con los militares. Además, Harry seguirá siendo el patrón de esta fundación cuando después del Sussexit, un deseo del príncipe concedido por su abuela, la reina Isabel II.
Meghan Markle ha actuado como la actriz que es, y su actitud frente al revuelo de fotógrafos y cámaras ha sido más propia de una estrella de Hollywood que de la agobiada princesa que arrastró a su marido al publicar el famoso comunicado contra los tabloides, y en el que se refirió a cómo murió su madre, la princesa Diana.

Meghan Markle ha elegido para la ocasión un vestido azul turquesa de manga corta diseñado por su amiga Victoria Beckham, un guiño de la norteamericana a la moda británica. Por supuesto, el modelo (que cuesta más de mil euros) está agotándose en la tienda online de la ex Spice Girl.