El rey viajó este sábado a Uruguay para acudir a la la ceremonia de transmisión del mando presidencial a Luis Lacalle Pou, un gran amigo suyo. De hecho, Felipe VI fue el único Jefe de Estado invitado para la ocasión y no quiso faltar, aunque viajó sin Letizia. Más allá de sus compromisos oficiales e institucionales, el rey ha disfrutado de un fin de semana muy ameno que no ha salido precisamente barato.

El monarca reservó un hueco en su agenda para visitar uno de los mejores restaurantes de Montevideo, el García Uruguay. El propio establecimiento presumió orgulloso de la visita real en sus redes sociales y desveló que don Felipe había disfrutado de una BabyBeef, su plato estrella. Se trata de un corte que proviene del lomo de la res y que destaca por su suavidad. Cada trozo tiene unos 300 gramos y tres centímetros de grosor que se abren para que queden de 1,5 centímetros aproximadamente. Primero se sella sobre un sartén muy caliente hasta que quede una costra dorada y después se pasa por la parrillas menos de dos minutos por cada lado. El rey también degustó una variedad de verduras a la parrilla y de postre un panqueque de dulce de leche, según Okdiario.
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Un día después, el domingo, Felipe disfrutó de otro asado uruguayo (chorizos, entraña, un rack de cordero y asado de tira) en la residencia presidencial de Lacalle Pou y su mujer, Lorena Ponce de León. Les acompañaron también sus tres hijos, Luis Alberto, Violeta y Manuel, que posaron sonrientes a las puertas del palacio.

Don Felipe se alojó en Radisson Montevideo, un hotel de cuatro estrellas mucho más asequible que los filetes BabyBeef, pues una noche en la suite no llega a los 200 dólares. Eso sí, la dirección tuvo que encargar una cama especial para el rey, pues no había ninguna que pudiera acoger con comodidad los 197 centímetros de Su Majestad.
