Pablo Iglesias y con él su partido inauguran una nueva etapa en la que vemos a los podemitas que forman parte del Gobierno alabar a Felipe VI, a la reina Letizia o a ambos en los actos oficiales. Parece que para ellos el republicanismo no está por encima de la responsabilidad institucional. ¿O están fingiendo y "doblando la rodilla" para permanecer en el poder y esperar a tiempos más propicios?
Ya en diciembre, Iglesias sepultó la radicalidad de su tono asegurando que "la monarquía no está en crisis", y subrayando que era la opinión de "un republicano". El pasado 3 de febrero, los ministros morados se levantaban para aplaudir con visible entusiasmo sino con fervor el discurso pronunciado por el Rey en el Congreso tras la inauguración solemne de las Cortes. Pero es que después del discurso hasta Pablo Echenique elogió las palabras del Monarca, en el sentido de que Felipe VI había moderado su tono.
Vergüenza
Sin embargo, hace menos de dos años, en 2018, Iglesias confesaba que le avergonzaba ver a cargos públicos elegidos por los ciudadanos y a ministros del Gobierno "doblar la rodilla" ante Felipe VI. Un años antes, en 2017, después del muy comentado discurso del Rey tras el referéndum ilegal de Cataluña, Pablo Iglesias arremetía contra la Corona e insistía en abrir el debate sobre la idoneidad de la Monarquía parlamentaria como forma de gobierno. "Como presidente de un grupo parlamentario que representa a más de 5 millones de españoles, le digo al Rey no votado: no en nuestro nombre", decía.
Este giro institucional que ahora se plasma en alabanzas, sonrisas, parabienes y buenas palabras para los Reyes levanta sospechas porque es imposible olvidar las etapas anteriores de Podemos y su discurso sobre la Corona: la imagen de Letizia y el líder de la formación morada escenifica la obligada reconciliación de la Casa Real con quienes hasta ahora abjuraban de la Monarquía como forma de Gobierno y recordaban en cada una de las ocasiones, que Juan Carlos I y por tanto sus sucesores fueron una herencia del régimen franquista.
No han pasado ni dos meses desde que Pablo Iglesias arremetiera públicamente contra la Corona y sin embargo este viernes acompañaba entre sonrisas a la Reina Letizia en un acto de la Fundación Premios Princesa de Girona. La versión más institucional del ahora vicepresidente no es nada antimonárquica y por supuesto no se ha vuelto a escuchar por boca de Iglesias ni de ninguno de sus compañeros ningún planteamiento referido a abrir el debate sobre un referéndum entre Monarquía y República, un extremo, por otra parte, incluido en todos y cada uno de sus programas electorales. Tampoco tenemos constancia de que se haya recuperado aquella otra reivindicación sobre obligar a la Casa Real a rendir cuentas mucho más concretas sobre su economía. ¿Y quién no recuerda las reiteradas peticiones de los morados sobre suprimir el aforamiento del Rey, o de crear comisiones para investigar los negocios de la Monarquía?
Los miembros del Gobierno que pertenecen a Unidas Podemos son Pablo Iglesias, Irene Montero, Yolanda Díaz y Alberto Garzón, pero desde que están en el Consejo de Ministros todos ellos han ejercido tras un titubeo inicial (el plantón de Montero en un acto a la Reina) de fervientes reconciliadores.
No obstante, hasta este viernes en La Coruña la escena no había sido tan curiosa porque la cordialidad entre el podemita y la Reina llegó a extremos de empalago. En Galicia, el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales acompañaba a Letizia en un acto oficial durante la proclamación del premio Princesa de Girona de este año en la categoría social. La amabilidad de Iglesias pasó de la natural cordialidad, a charla distendida, y la Reina correspondió como buena anfitriona presentando al vicepresidente a los altos representantes de la Fundación Princesa de Girona. ¿Veremos a Pablo Iglesias competir con Santiago Abascal al gritar Viva el Rey en los actos donde se lancen vítores al Monarca?
La reina y Pablo Iglesias fueron recibidos por el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoó, con quien recorrieron el Ágora de A Coruña.
