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El exministro francés François Fillon y su mujer, en el banquillo: del escándalo político al drama familiar

Este miércoles comienza en Francia el juicio por el caso Penelopegate, la trama de supuesta apropiación ilícita, malversación y uso fraudulento de fondos públicos por la que François Fillon, ex primer ministro francés, y su mujer Penélope se sientan en el banquillo de los acusados.

En 2017, y tras haber servido fielmente al presidente Nicolas Sarkozy, François Fillon fue elegido candidato republicano para las elecciones presidenciales. Su ascenso solo le duró dos meses: Le Canard Enchainé descubrió que tanto su esposa como dos de sus hijos habían cobrado durante varios años por empleos ficticios como asistentes parlamentarios.

El exministro fue acusado oficialmente de los presuntos delitos de apropiación ilícita, malversación y uso fraudulento de fondos públicos. La Asamblea Nacional (AN) presentó una querella contra Fillon y su esposa y les reclamó más de un millón de euros, lo equivalente a los salarios que, supuestamente, se habían apropiado de manera fraudulenta.

Fillon no solo se enfrenta a una multa que supera el millón de euros, sino también a 10 años de cárcel. Su mujer, Penélope, está imputada como cómplice y ocultamiento del delito. Su marido la defiende con uñas y dientes: "Ella fue mi primer y más importante ayudante. Habrá pruebas durante el juicio", dijo Fillon el mes pasado.

Treinta y nueve años de matrimonio y cinco hijos

François y Penélope se casaron en 1980. Él, de padre notario y madre historiadora de origen vasco, era el ayudante del entonces ministro de Defensa; ella, procedente de una familia de juristas galesa, era abogada. De hecho, se conocieron en los pasillos de la Sorbona mientras estudiaban derecho y se dieron el "sí, quiero" por partida doble: en el departamento del noroeste francés de La Sarthe y al otro lado de la Mancha, donde se celebró la ceremonia religiosa. De su boda salió otra: el hermano del político, Pierre, se casó con la hermana de la abogada, Jane, pocos meses después.

Penny, como la llaman sus amigos, es una católica practicante que decidió aparcar su carrera (era profesora en un colegio de Le Mans, tierra natal de su esposo) para dedicarse en cuerpo y alma a su familia. Tuvieron cinco hijos: Marie, Charles, Antoine, Edouard y Arnaud, que tienen entre 37 y 18 años. Ahora disfrutan también de tres nietos.

Ella se define así misma como una "campesina" y entre los hobbies que comparte con su marido están la equitación y el alpinismo. Los que la conocen afirman que prefiere los conciertos de Leonard Cohen o Sting a las reuniones formales, aunque aceptó a regañadientes abandonar su anonimato y dar un paso al frente como posible 'primera dama' del Elíseo. "Yo no soy Cherie Blair. No me reconocen por la calle y espero que no lo hagan. Me horrorizaría. De hecho, porque a mi marido le reconocen a menudo yo suelo caminar por la otra acera, lo cual no es muy bonito por mi parte", dijo en una ocasión.

Un "asesinato político" y una nueva vida 

El escándalo supuso una grave crisis dentro del partido conservador, que lo expulsó de inmediato, pero también en el seno familiar. Antes del Penelopegate, el círculo cercano de los Fillon los definía como "un matrimonio sólido que se mantiene unido frente a viento y marea". Ahora, viven su peor momento por separado. Fillon abandonó la escena política y actualmente trabaja en una compañía de inversión en París, además de trabajar como voluntario en favor de los cristianos de Oriente.

Su mujer, por su parte, se ha refugiado en el delicioso palacete que tienen en La Sarthe. Allí dedica sus días a sus caballos y sus jardines y se mantiene lo más alejada posible del mundanal ruido parisino: "Siento exasperación por los franceses, porque pueden tender a creer que son superiores a los demás. Son las pequeñas cosas de la vida diaria lo que me molesta: la falta de educación en la carretera, el tema de las colas... Todo el mundo piensa que los británicos son fríos y antipáticos pero los franceses no son particularmente cálidos ni acogedores", dijo en una ocasión, generando una tremenda polémica.

El juicio contra ellos, programado para este lunes pero pospuesto hasta el miércoles por una huelga de abogados, se alargará hasta el próximo 11 de marzo. Después, prometen sorpresas: "Los obstáculos colocados en mi camino eran demasiado numerosos, demasiado crueles. Ha sido un asesinato político", dijo Fillon hace unas semanas. "Cuando llegue el momento, se escribirá la verdad de todo".

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