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Rodrigo Rato y Alicia González o la fuerza del cariño: primer reencuentro en libertad tras casi año y medio de cárcel

Igual que la infanta Cristina, cuando acude a recoger a su marido, Iñaki Urdangarin, mostrándole públicamente su apoyo incondicional, Alicia González, la mujer de Rodrigo Rato, estuvo este viernes junto a su esposo, expuesta ante las cámaras, dejando claro que el ex vicepresidente del Gobierno no está solo.

El expresidente de Bankia podrá disfrutar del primer fin de semana (seis días en total) fuera de la cárcel junto a su esposa desde octubre de 2018. Rato salió de prisión poco después del mediodía de este viernes para disfrutar del primero de sus dos permisos de seis días. La Audiencia Nacional autorizó la semana pasada al reo a disfrutar de este beneficio en base al buen comportamiento del preso.

Alicia González, su gran apoyo

El 18 de septiembre de 2015, tras casi quince años de relación sentimental, Rodrigo Rato y la periodista Alicia González contrajeron matrimonio por lo civil en la localidad madrileña de Carabaña, donde tienen una propiedad. Pero, siendo como es él un hombre creyente, que compagina sus convicciones religiosas con el yoga y el interés por el budismo, pidió a un cura que los bendijera. Así se hizo. Rodrigo y Alicia se habían conocido en los albores del segundo milenio, cundo ella trabajaba en el Ministerio de Economía, cuya cartera llevaba su novio, en el departamento de prensa. Una foto publicada por la revista Inteviú en la que se podía ver a Rato con un tendedero dirigiéndose a un piso de ochenta metros cuadrados hizo saltar la alarma sobre su separación matrimonial. Nunca nadie aclaró las fechas exactas del inicio de la relación. En el año 2001 ya era la novia formal del político y ella aterrizó en Prisa, donde ya parecía, como recordarían sus compañeros posteriormente, "tocada por la mano de Dios". Muchos medios tenían pánico a hablar de aquella relación: Rodrigo Rato dejaba muy claro que con él se podían gastar pocas bromas. Su cargo de Ministro de Economia y Hacienda era su escudo mágico para protegerse de los rumores y habladurías sobre su vida privada. Luego sería nombrado por Aznar Vicepresidente del Gobierno. 


 A las 13 horas de aquel jueves, la periodista Alicia González llevaba a su marido a Soto del Real, igual que este viernes ha ido a recogerlo. El ex vicepresidente del Gobierno de Aznar se apeó del coche con sus petates, el equipaje que le acompañará en la prisión. "No tengo prisa, la verdad", ironizó ante los periodistas apostados en la explanada del centro penitenciario. Esta vez le hemos visto más serio.

Alicia sigue su vida al otro lado de las rejas, refugiada en su trabajo y sus amigos pero sobre todo, esperando permisos como el de esta semana, o en la esperanza de que el tiempo pase y su marido vuelva, o en las visitas que realiza para encontrarse con su pareja en la cárcel y en el día a día de una mujer que no ha cumplido los 50 años, considerada buena profesional y que ha demostrado lealtad a Rato en los peores momentos de su vida. 

"Está afectada, pero tranquila, tratando de seguir con su día a día dentro de lo que cabe", señalaba una persona cercana. Alicia es corresponsal de Economía Internacional de El País, y trabajó en La Gaceta de los negocios y en el gabinete de comunicación del Ministerio de Economía, donde conoció a su marido. Por entonces, él seguía casado con Ángeles Alarcó, presidenta de Paradores hasta la llegada del PSOE al poder y madre de sus tres hijos Ángeles (28 años), Ana (23 años) y Rodrigo (20 años).

Alicia y Rato están acostumbrados a la distancia. Cuando fue nombrado director gerente del Fondo Monetario Internacional, en 2004, ella vivía entre Washington y  Madrid.Tal vez por eso saben aprovechar los momentos que les quedan juntos y el libertad.

Rodrigo Rato y Alicia González durante unas vacaciones en Ibiza, el 2 de septiembre de 2009.

Rato había estado casado antes con Ángeles Alarcó, a quien conoció en 1974, durante su veraneo asturiano. En 1987 contrajeron matrimonio. Tras la boda, por la Iglesia, se fueron a vivir a un impresionante chalet situado en el madrileño barrio de El Viso, cerca del Santiago Benabéu. De aquel matrimonio, que duró 15 años, nacieron tres hijos, Gela Jr, Ana y Rodrigo. La primera mujer de Rato fue presidenta de Paradores hasta hace poco más de un año, poco después de llegar el Pedro Sánchez al Gobierno, cuando la sucedió el socialista Óscar López.

Seis días para disfrutar

Rato y su actual mujer disfrutan ya de este pequeño oasis de libertad. La decisión de dejarle salir fue adoptada por el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, con el visto bueno de Fiscalía y del centro penitenciario de Soto del Real. El que fuera máximo responsable del Fondo Monetario Internacional disfruta ya, en virtud de esta decisión, del primero de los dos permisos de seis días. El ex dirigente del PP cumple condena de cuatro años y medio de prisión por el caso de las tarjetas black.

A punto de cumplir 71 años (18 de marzo), Rato ingresó en la prisión madrileña a finales de octubre de 2018. Es el único de los 15 condenados que ingresaron en prisión por las tarjetas black que continúa en el régimen ordinario.

Rodrigo Rato está a la espera de que se publique la sentencia por la salida a bolsa de Bankia, un caso en el que la Fiscalía Anticorrupción elevó su petición inicial para solicitar otros ocho años y medio de cárcel.

El reglamento establece para los clasificados en segundo grado o régimen ordinario un máximo de 36 días al año, sin poder acumular más de siete días de forma consecutiva. Así, de momento, Rato podrá disfrutar de dos permisos de salida de seis días cada uno.

Al ingresar en prisión, el exvicepresidente pidió perdón. "Acepto mis obligaciones con la sociedad y asumo los errores que haya cometido. Pido perdón a la sociedad y a aquellas personas que se hayan podido sentir decepcionadas", dijo ante la prensa a las puertas de Soto del Real.

Salida al médico

No la primera salida de Rodrigo Rato en este tiempo. Como ya contó Informalia, el pasado miércoles 28 de agosto, sobre las 9.30 de la mañana, el ex vicepresidente acudió al hospital San Camilo, situado en la calle Juan Bravo de Madrid. Fueron unas horas fuera de la prisión, por razones médicas. Ocho guardias civiles en uniforme de faena, con botas y boinas, estacionaron un furgón frente a la puerta del centro sanitario y descendieron custodiándole, y varios de ellos le acompañaron hasta el vestíbulo, mientras el resto del grupo subía la escalera hacia la primera planta, donde están las consultas externas. Allí también examinaron la recepción de esa planta y la sala de espera, mientras advertían al personal que el hombre que les acompañaba tenía una cita con uno de los especialistas. Rato aguardó de pie en la puerta de la sala de espera, donde había ya mucha gente esperando su cita con la dermatóloga Elisa Pinto, de la que parece que es paciente desde antes de ser encarcelado.

Según cuentan a Informalia testigos de la escena, la doctora salió a recibirle, dos guardias civiles se quedaron custodiando la puerta y el resto del equipo, en el pasillo. La consulta duró en torno a 20 minutos, detallan los que vieron salir a Rato, al que la guardia civil se llevó de nuevo con el mismo despliegue que se montó a su llegada.

Llama la atención que Rodrigo Rato mantenga a la doctora Pinto como su médico, ya que ha sido íntimo de Javier López Madrid, consejero de Caja Madrid y también imputado en el mismo sumario de las Tarjetas Black, inmerso en otras causas judiciales por corrupción. López Madrid, alias Compiyogui, íntimo amigo de los reyes Felipe y Letizia, está acusado por la doctora Pinto de acoso y en la causa que se sigue contra él, se trata de demostrar que el yerno del todo poderoso Juan Villar Mir, presidente de OHL, encargó al comisario José Villarejo, que atemorizara a la doctora.

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Comentarios 1

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Que se haga una gallarda
A Favor
En Contra

Ahora a echar un polvo que está el pobrecito muy estresado.

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