Los últimos acontecimientos han hecho mella en el rey Juan Carlos, que ha cambiado su pasión por la gastronomía, los amigos y la vela por otra muy diferente: la fe. Según el círculo cercano del emérito, sus problemas de salud, su distanciamiento de Felipe y, sobre todo, la muerte de su hermana la infanta Pilar han transformado al monarca en un hombre más solitario y apocado.
Así mismo se lo comunicó a sus amigos y familiares cercanos durante el funeral de la infanta Pilar: "Últimamente, solo quiero rezar", dijo el rey, según El Español.
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Y eso no es todo: hace meses que Juan Carlos lleva una pulsera con el Padre Nuestro grabado en latín y no se la quita, pues ya le han visto con ella en las regatas de Sanxenxo y también en un restaurante en Madrid. El monarca no recuerda bien la oración, tal y como él mismo confesó a un amigo: "Quiero rezar el Padre Nuestro, pero me sé la antigua, la de 'perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores' y no me sale 'ofensas".

Personas muy cercanas al rey afirman que ha experimentado un "notable cambio de comportamiento", aunque se esfuerza por ser el hombre amigable y campechano de siempre: "Está triste, sí, pero fuerte físicamente y también mejor anímicamente que en otros tiempos recientes", han dicho sus amigos de vela, que esperan que el padre del rey Felipe compita con el Bribón el próximo mes de marzo en la Copa de España M6 que tendrá lugar en Sanxenxo.
