Scarlett Johansson fue una de las grandes estrellas este domingo en los premios Oscar, a los que acudió en calidad de nominada por Historia de un matrimonio y Jojo Rabbit. La actriz no se llevó ninguna estatuilla dorada a casa, pero si acaparó todas las miradas en la alfombra roja con un ajustado y elegante vestido que dejaba a la vista sus tatuajes... y también su celulitis. Para la fiesta de después también apostó por otro atuendo de infarto.

La protagonista de Lucy se decantó por un aplaudido diseño de dos piezas del español Oscar de la Renta. La prenda contaba con flecos de un lado a otro del escote y una enorme cola. Lo combinó con unos pendientes largos de la firma Forevermark en colaboración con Anita Ko, valorados en 2,1 millones de dólares.

El vestido le dejaba su espalda al descubierto, por lo que pudo presumir de uno de sus tatuajes más especiales. Desde 2017 tiene grabadas unas rosas que sus seguidores más acérrimos relacionan con su hija de cinco años Rose, fruto de su matrimonio con Roman Dauriac, del que se divorció en 2017. Además, en la misma zona luce unos corderos cuyo significado se desconoce.

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También tiene otros tatuajes como el del amanecer de su brazo izquierdo y la enorme pluma en su torso, que se apreciaba claramente en su segundo look de la noche. Además, el ceñido vestido también le dejaba entrever algo de celulitis en el muslo trasero y en las nalgas, tal y como se puede apreciar en las fotos. 

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Tras la ceremonia de los Oscar, Scarlett acudió a la fiesta de Vanity Fair enfundada en un diseño tan brillante como el primero, de tirantes y una abertura que le dejaba su pierna al descubierto. La actriz posó muy sonriente con su prometido, el cómico Colin Jost. 

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