El 6 de febrero de 1945, en un pequeño poblado de la isla centro americana de Jamaica, nació el músico que convirtió el reggae patrimonio universal, Bob Marley. Creció en una casa sin electricidad, sin padre y rechazado por una parte de su familia por el color de su piel. Esta es la conmovedora historia de este hombre que murió de cáncer a los 36 años y que puso en jaque al 'stablishment'. Este jueves habría cumplido 75 años.
Marley es el mayor mito cultural, social y político de Jamaica, una isla asociada, entre otras cosas, al consumo 'espiritual' de la marihuana y a la práctica de la religión rastafari, que aboga por el regreso de las tribus negras de todo el mundo a su madre tierra, África.

Marley fue un elegido, un chamán: la inesperada mezcla de Jesucristo y el Che Guevara. El crítico de música pop del New York Times, Jon Pareles, escribió una vez: "Bob Marley se convirtió en la voz del dolor y la resistencia del tercer mundo, una víctima en la jungla de cemento que nunca renegó de sus orígenes. Los marginados de todo el mundo siempre escucharán a Marley como su propio campeón".

Las canciones de Marley, entre las más escuchadas del mundo junto con las de los Beatles y los grandes éxitos de la bossa nova, hablan de pobreza, justicia y opresión, pero además claman por la dignidad y alimentan la esperanza.
Marley es un artista especial, alguien que habla por la gente. Su música religiosa se asocia curiosamente con la "diversión" y nunca deja asomar un gesto comercial aunque haya vendido millones de discos a través de una multinacional.
Su padre, capitán de la marina británica
Su madre, Cedella Booker, era una mujer afro-jamaicana de 18 años que conoció a un capitán de la infantería de la marina británica llamado Norval Marley. Esta relación no duró mucho tiempo porque el hombre, de 50 años, tenía otros compromisos familiares y no quería quedarse al lado de Cedella, embarazada de un niño al que llamaría Robert Nesta Marley Booker.
Cedella trabajaba y luchaba cada día para sacar adelante a su hijo en una pequeña casa rural sin agua ni electricidad. A pesar que su padre lo reconoció y eventualmente lo apoyó económicamente, Bob nunca tuvo contacto con él debido a los prejuicios de su abuela (madre de Norval). No podían ni querían ser vistos con un niño de raza negra. Cuando Bob tenía 9 años, se mudaron al ghetto de TrenchTown (Oeste de Kingston), un barrio con calles de tierra y viviendas de cartón profundamente afectado por la violencia política y la delincuencia. Ahí se crió.

De jovencito estuvo marcado por el racismo. "Era como el patito feo", recuerda Bunny Wailer, el hombre con quien formó la famosa banda The Wailers, su grupo de toda la vida. "Hubo muchas noches de tierra fría como cama y una piedra como almohada", dice. También era un paria. "Los blancos lo consideraban un niño negro; los negros, se burlaron de él como el niño amarillo", dice Steffens. "Para Bob, su color parecía ser un impedimento dondequiera que fuera. Era un alma solitaria que confiaba en sus propias fortalezas internas".
The Wailers y el comienzo del mito
En 1963, cuando tenía 18 años, Marley se alió con Bunny Wailer y Peter Tosh para formar el grupo Wailing Wailers. Después pasaron a llamarse The Wailers y un par de años después, se transformaron en Bob Marley & The Wailers. Con ese proyecto en 1972, llegó a Inglaterra, fue contratado por el pequeño sello Island Records y comenzó el mito.

El dueño de Island Records, Chris Blackwell, contaba en la revista Rolling Stone que pensó que "sería como Jimi Hendrix". "Vi a los Wailers como un grupo de rock negro, pero sus letras, mensaje y aura fueron mucho más amplios. No creo que nadie pudiera haberlo previsto. Cuando entró a mi oficina en Island Records tenía una gran presencia. Confianza, no arrogancia. ¡No tenía un boleto de regreso a Jamaica! Eso me impresionó mucho".
Blackwell asegura que le dio 4.000 libras, más que nada para que se fuera. "Nunca pensé que sacaría algo de aquello, pero a los cuatro meses volvió con Catch a fire". Ese fue el primer disco de Bob Marley & The Wailers en Europa. La piedra angular de una leyenda.

No hubo gran impacto inicial a pesar de la originalidad de la funda del disco: una réplica en cartón de un encendedor Zippo de la que solo se fabricaron 20.000 copias y que hoy es un tesoro para los coleccionistas. Las siguientes ediciones fueron ilustradas con la icónica imagen de Bob fumando un generoso cigarrillo de marihuana. La semilla estaba plantada.
El Olimpo
En poco menos de una década, accedió al Olimpo de la industria musical, publicó 10 álbumes y pasó a formar parte de la aristocracia rockera del momento. Incluso fue reivindicado por buena parte de los líderes de la revolución punk porque consideraban al reggae "música auténtica", a diferencia del boato que rodeaba a grupos como Génesis, Yes y Pink Floyd.

Sin embargo, el mito cobró sus actuales dimensiones gigantescas después de su muerte por cáncer a los 36 años, en 1981, en Miami. Hasta hoy, se han vendido unos 250 millones de copias de sus discos.