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La reina Isabel II monta un gabinete de crisis que implica a la ministra del Interior y al propio príncipe Harry

Isabel II, desde Sandringham, ha montado una especie de gabinete familiar de crisis y se sabe que ha hablado por teléfono con su hijo, el Príncipe de Gales, a quien el asunto le ha pillado en Birkhall (Escocia), con Guillermo, que está en el Palacio de Kensington, y con el propio Harry, que de momento sigue en Frogmore Cottage, ahora sin Meghan. Además, está implicada la ministra del Interior del Gobierno de Boris Johnson.

De momento han acordado que las respectivas secretarias privadas de cada uno de los citados se coordinen para trabajar 'a buen ritmo' en una serie de propuestas que permitirían al matrimonio encontrar una solución con la que estuvieran contentos ellos pero también la Casa Real.

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La soberana de 93 años busca una "solución viable" al problema creado tras el comunicado de los Sussex y ha pedido a los suyos "opciones" para resolver esta incómoda situación. Tal vez por eso Harry no ha podido irse con su mujer a Canadá.

Expertos citados en varios medios británicos coinciden en que a Harry, de 35 años, y a Meghan, de 38, se les permitiría conservar sus títulos reales y también disfrutar en cierta medida de la independencia que han exigido.

La ministra del interior, implicada

Varios periódicos ingleses afirman que se le ha pedido a la Ministro del Interior, Priti Patel, que participe en las negociaciones, lo cual da una medida de la gravedad con que no solo los Windsor sino el el Gobierno de Su Majestad se han tomado el asunto. Al parecer, la actual titular del Home Office conoce al príncipe Harry de cuando ella ocupó el puesto de secretaria de Estado de Desarrollo Internacional. 

Al fin y al cabo, la Grande-Marlaska británica es la responsable de gestionar y garantizar la seguridad permanente de los Sussex, de manera que no se vea comprometida estén donde estén, pero también debe controlar (y explicar) el coste que para los contribuyentes supondrá tener a Harry y Meghan viviendo entre el Reino Unido y América del Norte.

En contra de lo anunciado el miércoles, la Reina, el príncipe Carlos y Guillermo habían sido informados con una semana de antelación del movimiento planeado por Harry y su esposa, aunque al parecer no sabían que iban a difundirlo por su cuenta y tan pronto.

De ahí que en el comunicado que ya recogíamos el miércoles, el Palacio de Buckingham dejara entrever su descontento. La oficina de la Reina venía a decir que se entendía el deseo del matrimonio de hacer cosas "diferentes", pero se enfatizó que eran asuntos complicados que debían trabajarse cuidadosamente y con tiempo.

Se ha filtrado que la Reina está dolida por lo que ha hecho su nieto, mientras que otros miembros de la familia han reaccionado con furia ante lo sucedido y han tachado a Harry y Meghan "arrogantes".

No obstante, fuentes citadas por varios rotativos británicos coinciden en que tras las primeras 12 horas después de la bomba que soltaron Harry y Meghan, las cosas se habían calmado y todos estaban "trabajando con la mente despejada".

Una vez este improvisado gabinete haya presentado una serie de posibles escenarios, habrá que ver si serán aceptados por los Sussex. De no hacerlo, y aquí hay que contar con Meghan, podrían ser obligados a hacer algo en contra de su voluntad y rectificar.  De momento nadie sabe ni el plan ni la respuesta. Pero Meghan está en Canadá y con Archie.

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