Este martes, Harvey Weinstein se enfrenta a la segunda jornada del juicio por los abusos sexuales de los que se le acusa y la detective que el productor de Hollywood contrató antes de que el escándalo saliese a la luz ha roto su silencio. Stella Penn Pechanac, miembro de una agencia de espías, ha desvelado algunos detalles sobre su trabajo con el productor, al que ayudó para frenar la investigación sobre sus presuntos crímenes sexuales.

Penn Pechanac fue contratada por Weinstein en 2016, cuando trabajaba en la agencia de espionaje Black Cube. Según ella, no conocía cuáles eran las verdaderas intenciones del magnate: "Cuando lo conocí vi a una persona convencida de que existía una conspiración contra él", dice para Vanity Fair. "El caso Weinstein aún no era público y el productor nos contrató para descubrir si existía una campaña de desprestigio contra él. Al principio, era un proyecto más. Y yo, una operativa más", asegura. (Abajo, en el día de su boda. Foto cedida por la agencia Back Up).

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La profesional ha explicado cómo era su trabajo: "Mi objetivo era reunir información. Si de verdad existía una campaña de desprestigio contra Harvey Weinstein, parte de mi misión, y de la de mi empresa, era descubrir quién estaba filtrando la información, la extensión de las acusaciones y, lo más importante, si en realidad había alguien orquestando todo".

La agente ha entrado en detalles: "Ten en cuenta que incluso los periodistas, por ejemplo, recibís filtraciones de partes interesadas en perjudicar a otros. No significa que no os estén contando la verdad, pero lo hacen siguiendo una agenda. Mi trabajo era descubrir si existía esa agenda".

Weinstein confió en esta espía, que ya tenía experiencia en ponerse al frente de casos de este calibre: "No era la primera vez que hacíamos algo así. En varios proyectos logramos demostrar que un tercero estaba orquestando una campaña contra algún cliente. Nuestro trabajo no consistía en el descrédito o la publicidad negativa. ¡Es absurdo! Las veces que hemos investigado campañas así, reunimos un dossier con pruebas admisibles en un juicio", ha relatado.

Su método de trabajo era completamente legal: "No podemos obtener información que no sirva ante un tribunal o por medios no legales, porque eso podría arruinar un caso en un juzgado. Y, desde luego, no es el papel de una agencia de inteligencia orquestar una contracampaña similar. Una gran agencia de relaciones públicas haría mucho mejor ese trabajo que nosotros", ha asegurado.

Uno de los periodistas encargados de investigar a Weinstein, Ronan Farrrow, hijo de Woody Allen y Mia Farrow, desveló la identidad de Stella y la acusó de menoscabar la credibilidad de las mujeres afectadas: "Solo conocí a una de ellas, Rose McGowan, de entre más de 30 objetivos contactados. De hecho, fue la única mujer con la que hablé durante ese proyecto", ha recordado, señalando que en ese momento no podía defenderse de las acusaciones porque estaba de baja de maternidad y porque el contrato le "impedía" hablar.

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El operativo de espionaje contratado por Weinstein se puso en marcha en el año 2016, tan solo un año antes de que estallara el escándalo que dio vida al movimiento feminista Me too. El trabajo de Penn Pechanac consistía en conseguir información a través de conversaciones y contacto interpersonal.

La espía se hizo pasar por una mujer apodada como Anna para ponerse en contacto con el periodista Benjamin Wallace, que investigaba el caso, y también por una ejecutiva de inversión interesada en los derechos de las mujeres, Diana Filip, para contactar con Rose McGowan, una de las mujeres que acusó al productor de Hollywood. La profesional permaneció en la agencia incluso después de conocerse su identidad, aunque actualmente no trabaja en ella.

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