Mireia Varela, la que fuera novia del diputado de Gabriel Rufián, ha hecho pública una desgarradora carta en la que expresa sus sentimientos después de que el portavoz de la formación republicana la dejara hace meses: "Despedí 2018 llorando sabiendo que perdía al amor de mi vida", dice.
"Le lloré todos los días, tardes y noches. Le supliqué mil perdones y desee cada hora su vuelta. Centenares de noches en vela. Sufrimiento inconmensurable. Aislamiento del mundo. Dolor a la gente que me rodeaba. Incomprensión del prójimo, terapias y medicación. Discusiones sin fin. Dolor, dolor y más dolor", escribe la ex de Rufián y madre de su hijo.
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"He despedido 2019 llorando sabiendo que ya no podré recuperarle. Lloro en este 2020 por perder al amor de mi vida, al que escogí como padre de mi hijo, a mi mejor amigo, a mi apoyo incondicional, a mi alma gemela, a mi amante fiel, a mi eterno defensor, a mi paciente protector, a mi infatigable luchador por mí, a mi sueño de familia ideal", reza la nota. "No he perdido a una persona en mi vida, he perdido parte de mí misma en él. Hay cosas que el tiempo no puede curar, ni ocultar, ni cicatrizar. Hay heridas eternas. Hay amores que no mueren. Hay personas que no se olvidan. Hay momentos que no se superan. Hay errores que no se perdonan. La felicidad ni se busca ni se alcanza ni se encuentra, se construye. La vida son batallas; a veces hay que luchar y otras hay que saber rendirse. Y yo me rindo", termina Mireia Varela.
Dicen que el cambio de Gabriel Rufián, su nuevo tono de voz y su lenguaje más moderado no tenían que ver solo con su acercamiento al PSOE, cuando durante las negociaciones de la primera investidura, el pasado verano, el diputado de Esquerra apareció ante los medios sin su pin amarillo en recuerdo a los presos independentista. Y es que fue entonces cuando supimos que, cuatro años después de su desembarco en el Congreso de los Diputados, el republicano había sufrido un cambio significativo en lo personal: había perdido varios kilos después de su ruptura con Mireia Varela.
Ahora es esta filóloga de Sabadell, la misma que le obligó a mudarse de ciudad y con que compartió hipoteca, la que llora el final de su amor.
Colaboradora en un programa de radio en la sección sobre actualidad y cultura es, además, la madre de su hijo, Biel, de 9 años. La ruptura tuvo lugar en primavera pero parece que ha sido después de Navidad cuando se ha dado por definitiva. ¿Alguna novedad?
