Meghan Markle y Harry han sufrido en sus propias carnes el significado de ese cartelito discreto pero inquietante que avisa en los establecimientos públicos que está reservado el derecho de admisión. Los duques están pasando sus vacaciones de Navidad lejos de los focos, en Canadá, un lugar donde pensaron que podrían pasar inadvertidos. No sólo no ha sido así, sino que además han tenido que sortear la curiosa negativa de un restaurante en darles de comer.
¿Por qué? Según algunos medios, simplemente por pertenecer a la realeza, pero los dueños ha intentado quitar hierro al incidente explicando que se han visto obligados a tomar esta incómoda decisión "por medidas de seguridad".
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Los propietarios del establecimiento han asegurado que de haber accedido se hubiese desplegado un gran dispositivo de seguridad que hubiera resultado incómodo para el resto de los comensales. Aun así, no se sabe si por cinismo o por arreglar en entuerto, han deseado "lo mejor" a la pareja. "El área de Horth Hill (donde se encuentra el local) está muy de moda ahora, ellos salen a correr por ahí. Es muy emocionante y espero que todo les vaya muy bien. Están rompiendo con la tradición y solo les deseo lo mejor", dijo un vecino.

¿Pero qué tiene este local para negarle la entrada al príncipe Harry y su mujer? Cualquier empresario de la hostelería habría hecho lo indecible para conseguir que entre sus comensales estuviera la realeza británica, pero el Deep Cove Chalet está sobrado de todo, aunque curiosamente tiene una valoración de solo 7,6 sobre 10, según Google.
Deep Cove Chalet se encuentra en la isla canadiense de Vancouver, en la costa del Pacífico, y no es especialmente caro. Además de la carta, formada fundamentalmente por carne y pescado, y donde también se puede elegir caviar por 100 dólares, ofrece menús más económicos que van desde los 40 hasta los 75 dólares. El más caro incluye salmón ahumado, ostras al horno o crudas, almejas al vapor y pechuga de pato o solomillo a elegir. De postre, helado de vainilla con chocolate.

Meghan Markle y el príncipe Harry, que celebran sus primeras Navidades lejos de Sandrigham, han podido, no obstante, correr, pasear y hacer senderismo en el parque natural de Horth Hill. Y desde luego no todo han sido desplantes. El primer ministro de Canadá les recibió calurosamente con este mensaje: "Príncipe Harry, Meghan y Archie, os deseamos una estancia tranquila y agradable en Canadá. Estáis entre amigos y siempre seréis bienvenidos".
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