Malamente podría negársele a Rosalía su protagonismo internacional este año. 2019 ha sido su año triunfal, su arte ha revolucionado el mercado discográfico, se ha convertido en icono y la artista de las mil caras ha logrado que el mundo se rinda a sus pies. Chándal de volantes, uñas infinitas y hasta dientes de oro. Rosalía ha hecho un cóctel con todos los elementos característicos de la estética del polígono y los ha elevado a la enésima potencia con un resultado que hace equilibrios entre la caricatura y la auténtica obra de arte.
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Más allá de ser una cantante, Rosalía es una diva, a pesar de su juventud. Prueba de ello es su icónica e inconfundible imagen, que sabe gestionar perfectamente. Líder de la estética ráchet a la que han colaborado firmas españolas como Palomo Spain, María Escoté o Dominnico e internacionales como Versace o Moschino, pasando por Louis Vuitton o Dolce&Gabanna, sus estilismos son siempre comentados. El secreto de Rosalía está en haber sabido combinar su inicial querencia por el flamenco con otros estilos y ritmos, como el trap y el reguetón, y con una gran dosis de experimentación al tiempo que conformaba una imagen propia que oscila entre la estética de polígono y la más sofisticada puesta en escena.

O la amas o la odias
Es tal la cantidad de premios, nominaciones, halagos y rendiciones a los pies de Rosalía, de artistas, diseñadores, modelos e industria que resulta difícil mantener la cabeza fría. O la amas o la odias.

Rosalía probó suerte con 15 años en el programa 'Tú sí que vales'. No convenció al jurado, pero la cantante tuvo una reacción muy madura para su edad: "No pasa nada. He venido aquí a aceptar las críticas y a aprender de profesionales como vosotros". Diez años después, con 25, se convirtió en una de las jóvenes europeas más influyentes, según 'Forbes' y, actualmente, se ha consagrado como una estrella mundial. No hay lugar para el purismo en esta estrella que mezcla y crea a partir del mestizaje de los sonidos y la singularidad de los movimientos en el escenario.

La catalana ha tenido el mérito de crear algo diferente en el panorama musical y de conseguir unos vídeos que dejan la boca abierta e imágenes con una estética cuidada, tanto como sus acordes. La cantante ya entró en el año por la puerta grande a lomos del éxito de su segundo disco El mal querer, pero el camino que le esperaba en los meses siguientes la consagraría definitivamente ya no como nueva diva del flamenco, sino como un auténtico icono mundial. Con El mal querer, su segundo álbum, prendió la mecha del cohete y las fronteras de España se le quedaron pequeñas. Había creado un estilo único, ensalzado por sus seguidores y extendido hacia otras capas de la sociedad gracias a sus detractores. En nuestro país se encendió el debate sobre si la imagen que transmite es demasiado folclórica y llena de tópicos, algo que no parece importar en el circuito internacional donde ya se han rendido a un fenómeno que no tiene precedentes. Como buen fenómeno internacional, no ha estado exenta de críticas y polémicas a las que ha respondido consolidando aún más la imagen de diva cañí que la llevó a lo más alto de las listas de éxitos. Hay quien ha visto en ella a una chica sin raíces flamencas apropiándose de unos símbolos que no le corresponden, pero a sus 26 años ya sabe crecerse en la polémica y con un redoble de plataformas ha consagrado un estilo que para muchos evoca a una Frida Kalho contemporánea.

Los medios han contribuido a este conflicto que evoca. La grandilocuencia con la que se adjetivan las crónicas sobre Rosalía (reinventa/resucita/salva el flamenco) se nutre del tráfico infalible que garantiza la palabra Rosalía en las búsquedas de Google y de la necesidad de la prensa por crear narrativas: la cantante representa el paradigma actual de clase social, de género y de globalización. Rosalía es un símbolo de la generación que no busca propiedades sino experiencias y que disfruta tanto en el Palace como en el chino o, como ella presume, escuchando a Vivaldi, a Nick Cave y a Missy Elliot. Pero, involuntariamente, Rosalía también se ha convertido en un emblema de la actitud abrasiva que se ha asentado como el dialecto oficial en las redes sociales. Su endiosamiento ha generado la sensación de que no tener una opinión sobre ella sencillamente no es una opción. Los que dicen odiar a Rosalía no se conforman con comentar que no les gusta su música sino que sienten el impulso de derribarla desde los cimientos. Sea como sea, ella ha puesto la guinda a 2019 haciéndose con cinco Grammys latinos y liderando las listas de YouTube y Spotify.

Entre el quejío y la guitarra electrónica
Lo primero que sorprende de esta joven veinteañera es su impresionante voz. Unos matices que dan buena cuenta del poderío que emana de su garganta. Pura emoción. Y es que a ratos combina una voz con una gran presencia con unos tonos delicados y angelicales. Un quejido que bebe de influencias tan dispares como Diego el Cigala, Camarón de la Isla, Leonard Cohen, Kanye West o Beyoncé. Nacida en la localidad de San Esteve Sesrovires, un pequeño pueblo del Bajo Llobregat, la pasión por el flamenco no le llegó por vía sanguínea, pero proceda de donde proceda le caló en los huesos. Creció emulando a los grandes como Camarón y la Niña de los Peines, pero ya en su primer trabajo, Los Ángeles, en 2017, empezó a teñir el flamenco más tradicional con los sonidos de la Cataluña industrial que la vio crecer. Sin embargo, no fue hasta que comenzó a trabajar con El Guincho, cuando se produjo la comunión definitiva entre la guitarra española, los quejíos y la electrónica.

Comenzó sus 25 años con Malamente como protagonista, tanto que el 'trá trá' hizo que se llevase a casa dos de los cuatro Grammy Latino a los que estaba nominada. El 2 de noviembre de 2018 lanza El Mal Querer y conquista por primera vez las pantallas de Times Square, algo que ocurriría de nuevo en el anuncio de las actuaciones de los MTV –video Music Awards, ceremonia en la que también se hizo con dos galardones que celebró con un humilde: "Yo vengo de Barcelona. Gracias por invitarme a cantar en este escenario en español".

Desde entonces, Rosalía ha ido sacando temas y colaboraciones con los artistas de momento, en un goteo que genera cada vez más expectación entre sus seguidores. Su acercamiento al género latino no ha podido dar mejores frutos, con resultados como el triunfo de Con Altura junto a J. Balvin y El Guincho o su más reciente hit Yoxti, túx mí, junto a Ozuna. Además, la artista volvió a su esencia más auténtica con su canción dedicada al arte de la manicura, Aute Cuture. Incluso se atrevió a cantar en catalán en Milionària, el primero de los dos temas que componen Fucking Money Man.

La prestigiosa revista 'Rolling Stone' ha calificado su éxito como "una impresionante fusión del flamenco de la vieja escuela con una producción electrónica hipermoderna", un cóctel que ha sabido aderezar con una milimetrada trayectoria musical, desde la inmediatez de los sencillos para consumo rápido hasta la profundidad de sus planteamientos estéticos. Y todo ello en un tiempo récord: desde aquel primer disco del 2017, Los Ángeles, con Refree, hasta sus últimos hits, 'Con altura' y 'A palé'.
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Ninguno de sus singles ha pasado desapercibido o ha quedado a la sombra del anterior. Si alguien pensaba que Malamente era la suerte del principiante, Rosalía demostró que todavía tiene mucho que mostrar. En directo ha conquistado al público de todo el mundo. Su performance de estilo motero en los MTV European Music Awards de 2018 en Bilbao fue un escaparate al universo musical en el que se coronó como la reina de la noche. A partir de ahí el nombre de Rosalía ha encabezado los carteles más importantes a nivel internacional como Lollapalooza, Coachella, BBK Live, el Primavera Sound o Glastonbury. Las entradas para su concierto en Nueva York se agotaron en pocas horas y celebridades como Gigi Hadid se rindieron a sus pies. ¡Hasta Madonna quiso contratarla para que cantase en su cumpleaños!

Las claves de su éxito
Los más fieles seguidores de Rosalía ya la conocían mucho antes de que su nombre se escuchara en todas las radios y televisiones del país. Colaboró con el cantante C. Tangana, por entonces su compañero sentimental, en canciones como Antes de morirme o Llámame más tarde. Sin embargo, el tiempo le ha dado el protagonismo propio que se merecía esta joven del Bajo Llobregat, muy alejado de esas raíces andaluzas que ella entona en cada canción. De aquella imagen de una Rosalía sentada en una silla al más puro estilo de un cantaor flamenco, hemos visto a una nueva cantante con estética y coreografía mucho más cuidada que persigue la estela de Lady Gaga. No es para menos, si tenemos en cuenta que la encargada de su imagen escénica no es otra que la coreógrafa Charm La'Donna, en cuyo currículum profesional destaca haber bailado con Madonna o dirigido coreografías con Pharrel Williams o Selena Gómez. Una puesta en escena donde su ropa y su estética juegan un papel protagonista. Rosalía no es una cantaora del siglo XXI. Recuerda a la protagonista de la película Yo soy la Juani de Bigas Luna. Un universo donde se mezclan grandes aros dorados con la imaginería flamenca y andaluza. Todo para dar vida al flamenco trap o flamenco urban, como se ha definido su estilo musical. Sea como fuera, lo cierto es que solo con el álbum El Mal Querer, Rosalía ha revolucionado el panorama con una verdadera joya que ha pasado a formar parte de la historia musical de nuestro país.

Una reina Midas moderna
La catalana convierte en oro todo lo que toca, incluida la novela medieval en la que basó su disco, haciendo de ella un auténtico best seller. Ha conquistado con su música y estilo propio desde las Kardashian hasta al mismísimo Barack Obama, pasando por ser imagen del Calendario Pirelli. 2019 ha sido un año en el que también ha puesto su granito de arena en el cine, donde después de dejar atónito a todo el país con su actuación en la pasada gala de los Premios Goya versionando un clásico de Los Chunguitos, a los que también se metió en el bolsillo, llegaba su gran logro en el séptimo arte trabajando de la mano de Almodóvar en Dolor y Gloria, película que luchará por llevarse un Óscar. A nivel internacional, Malamente fue elegida como parte de la banda sonora de Hellboy. En vista de la fuerza del huracán de la intérprete de Di mi nombre, el fenómeno Juego de Tronos tampoco quiso perder la oportunidad de incluir el arte de Rosalía en su ficción, incluyendo la canción Me traicionaste en el álbum oficial de la octava temporada. Y con un futuro que promete aún más emociones, más reconocimientos, más sorpresas y más intensidad. Pero sigue habiendo gente convencida de que todo se trata de una burbuja falsa. Como si se pudiera embaucar a Barack Obama, a Beyoncé o al New York Times (que la considera líder de un movimiento musical que "está empujando el pop hacia adelante de forma implacable, con Estados Unidos en su ADN, pero también en su espejo retrovisor"), a Rolling Stone, o a The Guardian (que se refirió a ella como "la Rihanna del flamenco").

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