La locura de los Skywalkers continua y es objeto de todos los análisis posibles. Nada pasa inadvertido. ¿Qué tiene esta de particular frente a las otras? Simplemente que cierra una saga de producciones de éxito iniciada por George Lucas en 1977 y también la última de la trilogía iniciada por J.J. Abrams en 2015, tres años después de que Disney pagase 3.124 millones de euros por la productora Lucasfilm.
Cerrado el ciclo, la pregunta definitiva es evidente: ¿Y ahora qué? ¿Volverá la saga a la gran pantalla? Y la respuesta es sí, aunque no hay nada cerrado. Bob Iger, presidente ejecutivo de Walt Disney Company, aseguró recientemente que habría una pausa de tres años.
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Lo que no se sabe aún es hacia dónde se dirigirán, si abarcará una era posterior a este episodio o si viajará a un pasado mucho más remoto. Otra opción pasa por el videojuego Los caballeros de la Antigua República.

Lo que sí que no habrá es película del caza recompensas Boba Fett. Disney canceló el proyecto en octubre de 2018 para centrarse en la serie The Mandalorian, estrenada recientemente en Disney + y que muchos conocen ya como la serie de 'Baby Yoda'.
Por esta, y por 'Kenobi', la serie protagonizada por Ewan McGregor y que todavía no tiene fecha de estreno, pasa el futuro inmediato de la saga.
Demasiadas incógnitas por resolver
J.J. Abrams asumió el reto de dirigirla en 2017 a sabiendas de que tenía que "dar una conclusión épica y emotiva" a algo que George Lucas comenzó tan brillantemente hace cuatro décadas. Es cerrar la saga "de manera que, dentro de cien años, un niño vea todas las cintas completas, las nueve, y sienta que hay una narración que lleve a ese final".
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El ascenso de Skywalker tiene más aspectos que hacen que no sea una película más: debía responder a las incógnitas que quedan aún en el aire (¿está vivo el Emperador Palpatine? ¿Se pasará Rey al lado oscuro? ¿Qué ocurrirá entre Kylo Ren y Rey?) y también devolver a lo más alto a la saga, envuelta desde hace años en polémicas.

La importancia de la película para los fans de la saga ha generado una enorme presión sobre Abrams. Ya en 2015, cuando estrenó Star Wars: El despertar de la fuerza, tuvo difícil tarea de remontar los ánimos de los fans adultos, decepcionados por la infantilización de la segunda trilogía de la saga, que arrancó en 1999 y que contaba la infancia de Anaking Skywalker. Y lo consiguió.
Por si no fuera suficiente, Abrams tuvo contentar a tres generaciones: el público de 1977, los que se sumaron a la saga en 1999 y los que lo hicieron en 2015 con la tercera trilogía. De ese éxito salen los elevados ingresos. "El despertar de la Fuerza (2015) y Los últimos Jedi (2017) no habrían podido registrar la taquilla que tuvieron si no hubieran funcionado bien en todos los rangos de edad", explicó Matthew Ball, exjefe de estrategia de Amazon, a BBC.

El ascenso de Skywalker debe dar respuesta, por tanto, a muchas preguntas de los fans, y una que seguro se hacen todos los espectadores (incluso los que no han visto ninguna película): ¿cómo ha hecho J.J. Abrams para que Carrie Fisher, fallecida en 2016 con 60 años, interprete por última vez a Leia?
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"No había forma de contar la historia sin Leia, así que tomamos escenas que no usamos (en El despertar de la fuerza) y escribimos otras nuevas que sucedían en torno a Carrie. Tuvimos que grabar la otra parte con la misma iluminación y coreografía de cámaras", explicó el director sobre este trabajo, que supuso más de un año de edición. "Está tan viva en la película que es triste saber que la perdimos. Era un ser humano precioso, increíble y auténtico", señaló.