Ágatha Ruiz de la Prada y Sentmenat (Madrid, 22 de julio de 1960) lo mismo vale para ir al Sálvame Deluxe a contarle sus miserias amorosas a Jorge Javier Vázquez que para ganar el premio Nacional de Diseño; lo mismo sirve para salir en las revistas del corazón que para ocupar la portada de Vanity Fair. Al fin y al cabo, la ex mujer de Pedro J. Ramírez, diseñadora de modas y empresaria es la XIII marquesa de Castelldosríus, grande de España, y XXIX baronesa de Santa Pau.
"Me tomé un Orfidal", confesó la ex mujer de Pedro J. Ramírez después de descubrir a Luis Miguel Rodríguez besando a la ex actriz porno Marcia Di Lele en la portada de Lecturas. Horas antes, el Chatarrero y la marquesa habían concedido una entrevista y posado juntos en Desguaces La Torre para el reportaje de portada de Vanity Fair.
Es la segunda vez que le pasa esto a Ágatha. Hace tres años, posó junto a Pedro J. Ramírez y, horas después, cuando la revista aún no se había puesto a la venta, Informalia publicó el bombazo de que el periodista abandonaba a la madre de sus hijos Cósima y Tristán porque estaba enamorado de una joven abogada, con la que acabaría casándose tras formalizar el divorcio de la modista de los corazones.
Pero el desgarro vital que supuso el fin de su existencia junto a Pedro J. Ramírez, a quien sí perdonó alguna sonada infidelidad, no tiene nada que ver con el disgustillo que le ha generado pillar a su reciclador haciendo el tonto o lo que fuera con una brasileña, antigua estrella del cine porno.
Porque el periodista ocupó la mitad de su vida, es el padre de sus dos hijos (Pedro J. tiene otra hija) y además se había casado con ella después de 30 años arrejuntados, apenas unos meses antes del tsunami, como desveló Informalia en exclusiva, dando además los detalles del tremendo modo en que lo echó de casa.
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Sin embargo LuisMi ha sido, sino su consuelo, sí su entretenimiento, quien la acompañaba, y quien la hacía reír hasta caerse de la cama. O sea: un acompañante divertido, que siempre quiere salir, que le ha venido bien, atento y cariñoso. Pero con inconveniente: las mujeres le gustan casi tanto como los coches (Chatarrero dixit).
"Me ha mandado a paseo", nos aseguraba el empresario después de que su novia le viera con otra. Luego Ágatha se fue a París como ya contamos; y ahora, de vuelta a Madrid, deshoja la margarita sobre si pasar las navidades en el Caribe y sobre si darle otra oportunidad a su reciclador.

Y en éstas, aparece unas fotos de Ágatha y LuisMi juntos que hicieron para la revista antes de enfadarse. "A Lusimi lo que más le gusta son los coches y las tías. Lo dice él mismo", cuenta la diseñadora. "¿Miedo de que pueda haber otra gente? Sí, como todo. Pero bueno Tengo la suerte de tener mi vida muy montada, con las casas funcionando, y con muchos planes", decía antes de que la humillara saliendo con otra en Lecturas.
"En los tres años que llevo divorciada solo he cenado en casa tres días. Luismi es muy mono y me acompaña a muchos de ellos. Y me ha venido genial, porque ha aparecido en un momento crucial de mi vida. Si lo dejamos, lo echaría mucho de menos. Pero creo que podría sobrevivir. ¿Que dura mucho? Genial. ¿Que dura poco? Qué se le va a hacer". Queda claro lo que significa (o significó) el empresario de Desguaces La Torre para ella.
