El presentador atraviesa un momento muy delicado. Tras sufrir un ictus el pasado mes de marzo y ser operado por segunda vez hace solo unas semanas, Jorge Javier Vázquez ha confesado que está atravesando una depresión: "Sufrí estrés postraumático y me diagnosticaron una depresión".
El periodista catalán ha desvelado que los últimos meses han sido los más difíciles de su vida: "Después del ictus toqué fondo. Me vi sin ninguna ilusión por nada y pensé que mi vida había llegado a su fin. Fui a un psiquiatra y me diagnosticó depresión", ha dicho en Lecturas.
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El presentador de Telecinco ha contado que arrastraba problemas psicológicos desde hacía tiempo: "Iba a terapia todas las semanas antes de la operación y mi psicóloga me dijo que detectaba síntomas de depresión. Todo se agudizó en verano. Me vi muy triste, con muchas angustias, muchos miedos, apatías y sin ilusión por nada. Me quedé sin fuerzas y sin ilusiones". Jorge le ha plantado cara a la depresión: "Me diagnosticaron depresión y me prescribieron medicación. Tomo una pastilla al día y otra para dormir, porque llevaba ocho años sin saber lo que era dormir cuatro horas seguidas. Llevo cuatro meses y para mí ha sido providencial. Me ha aportado equilibrio, estabilidad, tranquilidad y me encuentro en un proceso de renacimiento".
El comunicador quiere romper el tabú de las enfermedades mentales: "Cuando hay solución no veo por qué no vamos a recurrir a los fármacos. Mis hermanas se preocuparon, tienen la idea de que la medicación es perder la noción de la realidad, pero estoy en un proceso de inicio de una vida nueva, en el que doy mucha importancia al disfrutar y a la tranquilidad. Ya no busco emociones adrenalínicas".
El ictus, superado
El presentador sufrió un ictus el pasado mes de marzo que fue el detonante de todo lo demás. Entonces fue operado de urgencia, pero un problema con uno de los dos 'stents' que colocaron en su cabeza lo obligó a volver a quirófano hace solo dos semanas: "Uno se había estrechado, en principio iban a colocar otro más pero se produjo una pequeña herida y para evitar complicaciones colocaron otro, así que ahora tengo cuatro. Lo hacen por la ingle. El problema del aneurisma ya está solucionado".
Su familia ha sido su mayor apoyo estos meses pero también Paco, su exnovio: "Fue el primero que entró a verme a la UCI junto con mi madre. Forma parte de mi familia y lo incluí en mi testamento antes de operarme". Y añade: "Lo que yo he sentido por él no lo he sentido por nadie. Lo que viene después, no lo sé".
La operación le aterraba (su padre falleció en quirófano) pero lo cierto es que, minutos antes de que comenzara, su habitación era una fiesta: "María Patiño vino con una flor de Pascua y un ramo de flores más grande que ella y les hizo un Socialité a mi madre y mis hermanas. Se tomaron más de 80 fotos con ella. Yo pensaba que me iban a operar de la cabeza y que ellos estaban de cachondeo". Su 'paseíllo' al quirófano fue otro cantar: "Me iban dando besos uno a uno, parecía el Entierro del Conde de Orgaz", dice con humor.
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