Óscar Tarruella ha roto su silencio más de un año después de su separación de Mónica Naranjo. El que fuera representante de la cantante denuncia los ataques que ha recibido por parte de la artista y asegura que "sentía miedo" durante sus más de 15 años de relación. Aunque no estaban casados, se consideraban marido y mujer.
Tarruella explica por qué ha decidido tomar la palabra tras tanto tiempo en silencio: "Mónica no ha parado de atacarme y, hasta ahora, no he dicho nada. He pensado en demandarla, pero no lo voy a hacer de momento. Tomaré medidas legales si continua en esta tesitura", dice.
El ex marido de Naranjo se muestra muy dolido por algunas declaraciones de su ex novia: "Dijo que habría preferido mi muerte a que la hubiera dejado. Es cruel. Pero a pesar de estar tan cabreado, no le deseo nada malo. Mi madre me decía: 'Con lo que la he querido, ¿cómo puede desear la muerte de mi hijo?'. Me duele la deslealtad", rememora.
Óscar también se siente "utilizado": "Siento que me ha utilizado para promocionar su programa de sexo", declara el ex mosso d'Esquadra, que da detalles sobre su vida sexual: "El deterioro del matrimonio era tal que no manteníamos relaciones sexuales en los últimos años".
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En su opinión, los ataques de Mónica son por "despecho": "No perdona que yo tomara la decisión de dejar la relación. Me parece deshonesto que cuente tantas mentiras y bajezas, no lo necesita", dice Tarruella, que desvela cuándo finalizó su matrimonio: "Sucedió en febrero de 2018. Dejé esa relación, no enamorado, pero sí desde el amor. Tomé la decisión cuando empecé a sufrir ataques de ansiedad (...) Estábamos muy enamorados, pero teníamos caracteres incompatibles", cuenta.
Para Óscar, era una relación tóxica: "Te autodestruyes inconscientemente", reconoce el ex representante, que justifica por qué aguantó tanto: "La referencia era mi madre, ella aguantó el maltrato que sufría en casa. Nos ha inculpado eso de aguantar por compasión. Te acostumbras a situaciones. No digo que fueran iguales, pero sí de aguantar y sufrir (...) Me acostumbré a discutir, al conflicto, a soportar". Eso sí, Tarruella asegura que nunca se insultaron en sus discusiones: "Nos faltamos al respeto en alguna ocasión, pero nunca hubo insultos".
Tras anunciar su separación, Óscar admite que se quedó "en una situación psicológica deplorable, destruido, y tomando medicamentos para dormir con los nervios rotos". Meses después, se enamoró de nuevo. "Tengo una relación sana y pacífica que llegó cuando empecé a curarme. Un día, justo antes de quedarme dormido, abracé a mi pareja y casi insconscientemente le dije: '¡Qué bien no tenerte miedo!'. No fui consciente de que sentía miedo hasta que dejé la relación. Preguntado sobre qué le causaba este temor, Tarruella responde: "A discutir, a los malos rollos constantes, a nunca más volver a ser el Óscar sonriente".
Por último, el ex esposo de Mónica confiesa que antes de su ruptura le acababa de comprar un anillo de compromiso de "17.000 euros", que "odia el sonido de la aspiradora porque Mónica la pasaba de madrugaba y le despertaba" y niega haber sido infiel "ni física ni mentalmente", aunque sí admite que habría tenido una relación abierta.
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