Al flamante vicepresidente de la Comunidad de Madrid la vida le sonríe: casado felizmente, con una buena posición en Ciudadanos y un sueldo de más de cien mil euros al año con solo 36 años... Pero después de injertarse cabello hace dos años, la calvicie llama de nuevo a su puerta. Lo peor es que Google lo sabe.

Dos años después de que Antonio Tejero entrara en el Congreso a punta de pistola, Ignacio Jesús Aguado Crespo llegaba al mundo un 23-F en un hospital madrileño, en el seno de una familia acomodada. Con el tiempo, llegó a estudiar tres carreras simultáneamente, licenciándose en Derecho y Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Pontificia Comillas, y en Ciencias Políticas y de la Administración (2004-2009) por la Universidad Autónoma de Madrid. Ya por entonces, influido por factores genéticos pero posiblemente también del estrés de tanto estudio, su cabellera no presagiaba un futuro capilar tan bueno como el profesional.

Después de trabajar en un bufete en Liverpool, como lobista del sector energético (por Unión Fenosa), pasó a trabajar en el departamento de Inteligencia de Negocio y Planificación Operativa. Al principio, puso en su CV que había sido director, pero fuentes de Ciudadanos aseguran que cuando le pillaron quitó lo de director. En 2013 Ignacio Aguado se afilió a Ciudadanos y fue elegido portavoz de esta formación en la Comunidad de Madrid. Hoy es vicepresidente de la CAM gracias a los votos de su propio partido, del PP y de Vox. Por cierto que José Ramón Bauzá, ex presidente de Baleares con el PP y ahora en las filas de Ciudadanos, se hizo también un injerto el pasado verano
Google cree que lo más relevante de Aguado es su pelo
Pero, volviendo a Aguado: a pesar de la brillante carrera profesional y política del vicepresidente de la CAM, a sus 36 años, lo que más importa a la gente del número 2 de Isabel Díaz Ayuso es su pelo. Eso es al menos lo que piensa Google: cuando se teclea el nombre y el apellido del político, lo que el buscador que mueve el mundo predice a continuación como primera opción es "pelo", como cualquiera puede comprobar.

La explicación a esta curiosa anécdota hay que buscarla en la alopecia que, a pesar de su juventud, padece el diputado madrileño. En enero de 2018, cuando Aguado estaba a punto de cumplir los 35, publicamos que Aguado había decidido el verano anterior poner remedio a su incipiente calvicie pasando por el quirófano, tal y como adelantamos en primicia desde Informalia.
El injerto le obligó a desaparecer durante una buena temporada pero al final las imágenes delataron la mejora. En el verano de 2017 desapareció de la escena pública. En los meses de julio y agosto prácticamente no estuvo, y regresó en septiembre con el pelo muy corto. Se le notaba mucho si se comparaban las fotografías. Era tal la obsesión del líder de Cs en Madrid por el tema que obligó a cambiar hasta las imágenes suyas en la sede para que no se notara tanto al verle de cerca en cuerpo y alma.
No es que quisiera parecerse a Puigdemont, eso lo damos por hecho, pero la imagen en un político es importante, y cuanto mejor salgan ellos o ellas en los carteles, más votos.
Pero, ¡oh, sorpresa! Apenas dos años después de injertarse varios miles de cabellos, de pasar por el pequeño calvario, y de gastarse un dinero, la coronilla del ciudadano Aguado vuelve a despoblarse, tal y como se puede ver en las últimas imágenes públicas del vicepresidente madrileño. En la sede del partido es la comidilla, por cierto.

Aguado no es ni mucho menos el primero que se retoca. Ahí está la mítica pelambrera que surgió sobre la cabeza de José Bono. Tampoco podemos olvidar el caso del gran Rafa Nadal, tres años más joven que Aguado, que también pasó por el suplicio y sin embargo vuelve a ver cómo su coronilla clarea de nuevo, como se vio en el US Open que acaba de ganar.


Muy sonada fue también la operación del marqués de Griñón, que decidió rejuvenecer su imagen para casarse con una mujer con la mitad de edad que él, Esther Doña. El caso del periodista Hilario Pino causó sensación en su época, pero al presentador de Más Vale Tarde le ha funcionado. Otros famosos, como el entrenador del Atlético de Madrid, Simeone, o el actor John Travolta también quisieron recuperar su pelo, no siempre con resultados totalmente satisfactorios.

Aguado contrajo matrimonio hace algo más de tres años con la periodista Paula Lucas Díaz, aunque el diputado ya compartía casa con ella antes de oficializar su amor. Paula nació y se crió en Paracuellos del Jarama mientras que su marido se mudó a San Blas para vivir con ella dejando atrás a su familia en la exclusiva urbanización de La Moraleja.

El precio de la primera operación de injerto de cabello, que tal vez tenga que repetir, a no ser que se resigne a ser calvo en poco tiempo, no se desveló, pero no es el principal problema para Aguado. Si bien las tarifas varían dependiendo de varios factores, el portavoz de C's gana 104.928,60 euros brutos al año, más que la presidenta Ayuso, que tiene un sueldo de 103.090,32 euros. Pero a Aguado lo que le ha faltado en la vida es pelo, tal vez votos, mas nunca dinero. Recordemos que cursó Derecho y Administración de Empresas en la Universidad Pontificia de Comillas-ICADE, entidad privada que no sale barata.
Su familia posee una empresa tecnológica y sus activos se cuentan por millones de euros. Si hay alguna razón por la que Aguado está en política, no es por dinero. Otra muestra de que Ignacio Aguado no es un muerto de hambre fue la luna de miel de que disfrutó, que fue larga y cara, según apuntan fuentes cercanas al político.





