Susana Gallardo y Manuel Valls bailaron agarrados al ritmo de Volare cantado por los Gipsy Kings. La empresaria iba vestida con un traje de José María García González, actual diseñador de Ze García, y el ex primer ministro galo y concejal del ayuntamiento de Barcelona llegó con una guayabera azul (el día anterior fue blanca) que marcaba su buen estado de forma y un sombrero Panamá.
La mayoría de los 150 invitados que fueron testigos del enlace llevaban desde el viernes celebrando el enlace; tres días de boda y posterior fiesta en la finca de Gallardo en Binidalí. La comida de despedida, una paella, tuvo lugar en el Club Náutico de Binisafúa, una propina después de la cita informal del viernes y de la fiesta del sábado, que algunos alargaron hasta bien entrada la madrugada.
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El baile se desarrolló en una piscina llena de globos dorados y de un hermoso jardín decorado con gusto y colorido. La fiesta la abrieron los novios el mítico Volare mientras eran jaleados por los invitados, que ondeaban pañuelos y servilletas para dar la bienvenida con entusiasmo a los recién casados, que bailaron a rabiar y demostrando la felicidad que les invade. El vestido de la novia era blanco, con cuello halter y cintura drapeada con abertura lateral y detalle de plumas.
Entre los invitados estuvieron Javier Godó y su mujer, Marisa Falcó, condes de Godó; el presidente de Planeta José Crehueras y su esposa, Columna Martí; Marian Puig, María Guasch y Marc Puig (del Grupo Puig); Félix y Naty Revuelta (Naturhouse) y Pedro J. Ramírez (El Español) y su mujer Cruz Sánchez de Lara. Abajo, el periodista y su esposa charlan con el presidente de Planeta.

De la familia del novio estuvieron la madre del novio, Luisa Galfetti, viuda del pintor Xavier Valls, y su hermana, Giovana Valls. Tampoco se perdieron el acontecimiento los padres de la novia, Antonio Gallardo y María Teresa Torrededía.

Según adelantó Mariángel Alcázar en La Vanguardia, se sirvió una crema fría de tomate, rape con butifarra, sorbete de mojito y una ensaimada de Menorca gigantesca, de más de dos metros de diámetro con nata fresca y chocolate caliente como tarta nupcial. Todo regado con vino blanco de Alella, tinto de La Rioja Alta y champán rosé.

