Once nuevas mujeres acusan a la leyenda de la ópera, el español Plácido Domingo, de acoso sexual y comportamiento inapropiado. Los testimonios han sido recogidos por la agencia Associated Press. Angela Turner Wilson es una de las personas que han dado un paso adelante para explicar su versión de los hechos en público.
La cantante de ópera explica que una noche en Washington entre 1999 y el 2000, ella y Domingo se estaban maquillando momentos antes de una actuación cuando él se levantó de su silla, se detuvo detrás de ella y le puso las manos sobre los hombros. Mientras le miraba en el espejo, él deslizó sus manos y agarró su pecho desnudo: "Me dolió", relata Wilson a Associated Press. "No fue gentil. Me tocó a tientas".
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La soprano, ahora de 48 años y profesora de voz en la universidad de Dallas, es una de las 11 nuevas mujeres que han acusado a Plácido Domingo de comportamiento sexual inapropiado, tras la denuncia interpuesta el 13 de agosto por otras 9 mujeres acusando a la estrella de la ópera de acoso sexual y chantaje. Aseguran que Domingo las tocaba de manera inapropiada, les pedía reuniones privadas, les llamada insistentemente e intentaba besarlas en los labios. Todas ellas cuentan con testigos del backstage, que corroboran la actitud inadecuada de Domingo, según Associated Press.
Su equipo lo defiende
La portavoz de Domingo emitió una declaración en la que cuestionaba las acusaciones, pero no dio detalles. "La campaña en curso de Associated Press para denigrar a Plácido Domingo no solo es inexacta sino poco ética. Estos nuevos reclamos están plagados de inconsistencias y, como en la primera denuncia, en muchos sentidos, simplemente incorrectos", dijo Nancy Seltzer.
20 mujeres y un sinfín de testigos
Melinda McLain, que era coordinadora de producción en la Ópera de Los Ángeles en su temporada inaugural de 1986-1987, también trabajó con Domingo en la Houston Grand Opera. McLain dice en el artículo que hacía un esfuerzo por no poner al tenor a ensayar en una habitación a solas con cantantes jóvenes, incluso si él lo pedía. También intentaba asignarle siempre asistentes de vestuario masculinos: "Montábamos estrategias elaboradas para mantenerlo alejado de ciertas cantantes", dice McLain. "Yo nunca mandaba a ninguna mujer a su camerino". Otra estrategia era invitar a la esposa de Domingo, Marta, a las fiestas de la producción. Si su esposa estaba presente, "se comportaba", dice la mujer.
AP asegura haber hablado con varias personas que trabajaban en el departamento de vestuario de LA Opera y que dicen que su comportamiento era "conocido por todos".
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