En realidad Ana Obregón y Alessandro Lequio solo estuvieron juntos tres años, de 1991 a 1994. Nunca se casaron y, aunque es cierto que tuvieron a su hijo Aless, ninguno de los dos ha considerado al otro "el amor de su vida".
En el caso del aristócrata, descontada su primera mujer y madre de su primogénito, Antonia Dell Atte, está claro que la mujer de su vida es su esposa actual, María Palacios, madre de su hija pequeña. Pero tampoco Ana Obregón sostiene que Lequio haya sido el hombre de su vida, honor que atribuye a otros cono el malogrado Fernando Martín, el gran jugador de baloncesto fallecido en diciembre de 1989 tras un fatal accidente de tráfico. Otros amores de la presentadora además del deportista estarían por delante en la lista de muescas en el corazón de Ana antes que Lequio, aunque fuera el padre de su único hijo.
Sin embargo, y a pesar de no ser el hombre de su vida, Ana Obregón exhibe desde hace tiempo una especie de obsesión por contar al mundo su unión irrompible con el padre de Aless, fallecido hace ahora tres años. "Estaremos juntos para siempre" no es solo una frase más que Ana Obregón escribe en su Instagram: es su marca, el hierro con el que ella cree que ha marcado a Lequio como si fuera, valga la expresión, ganado de su rancho. Y esto puede tener que ver con la existencia misma de Ana Sandra Lequio Obregón.
Porque la bebé es ahora el vínculo de Lequio y Ana. Y hemos sido testigos de esa obsesión por pasear por los medios ese vínculo en exclusivas, portadas, entrevistas, en redes sociales y todo lo que queda por venir. Aless por desgracia se fue de este mundo tras una titánica lucha contra el cáncer y con él se extinguió, recuerdos aparte, el vínculo más importante entre Ana y Lequio. Tras aquella muerte, solo la memoria, el cariño y el infinito dolor por la pérdida unían al italiano con su ex. Hasta que llegó Ana Sandra Lequio. Ahora Ana es la abuela y Lequio, quisiera o no, el abuelo.