Enrique del Pozo y Ana Anguita Shivers formaron a finales de los años 70 un grupo musical llamado 'Enrique y Ana'. Se hicieron muy populares con temas como La gallina co-co-uá y también con películas como Las aventuras de Enrique y Ana.
Fue un éxito efímero y el dúo de disolvió en 1983. Ahora, 40 años después, Enrique y Ana son Ponce y la joven futura abogada con la que comparte su vida tras romper con Paloma Cuevas. A diferencia de aquellos intérpretes, que solo se llevaban 12 años, el salto de edad de los nuevos Enrique y Ana es mucho mayor: el doble. Pero desde la semana que vienen tendrán en común con el dúo infantil no solo la afición de Ponce por dar el cante sino porque por fin saltan al ruedo, no el del albero: el mediático. O sea, regresan las aventuras de Enrique y Ana.

'Dime de qué presumes y te diré de qué careces', reza el refrán y no sabemos si esta necesidad repentina del torero de acudir a un programa prime time con su joven novia, tras confirmarse su relación a través precisamente de los medios hace tres años, corrobora aún más este dicho. Según diferentes estudios de comportamiento Social Media, cuanta más necesidad tienen los tortolitos de exhibir su amor, más inseguros se sienten en su relación.
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Hubo un tiempo en el que Enrique y Ana (no nos referimos a aquella pareja musical del final de los años 70) cantaban su amor a los cuatro vientos a través de sus cuentas de Instagram. Parece ser que aquello no fue suficiente, motivo por el cual, según nos confirman diversas fuentes, se espera que el torero que no torea y la estudiante que no acaba Derecho, que en principio querían vivir su amor 'discretamente', sienten ahora la necesidad de someterse a una entrevista en uno de los programas con más audiencia de nuestro país.
¿Necesidad de facturar, por los diferentes proyectos empresariales erráticos del diestro, ya retirado? ¿Romanticismo? ¿O más bien necesidad de relevancia y visibilidad para una Ana Soria que reclama su lugar en el panorama social? Parece ser que este último podría ser uno de los motivos principales.
No olvidemos que la historia de amor entre Enrique y Ana (no los de La Gallina co-co-uá) se filtró a los medios a través de una foto donde el diestro y la rubia almeriense montaban a horcajadas en un cocodrilo hinchable durante una jornada de sol y playa en Almería. España se encontraba entonces en plena pandemia, con la población semiconfinada, pendiente de los medios y ávida de noticias sustanciosas. La historia fue engullida de manera atroz y la exposición pública fue brutal, con las consecuencias para la ex, Paloma Cuevas, y sus hijas menores de edad.

No hubo entrevistas en los medios, ni programas en los que sentarse para dar explicaciones, no hubo contratos como influencer para una Ana Soria que se 'comía' a besos a su amado desde los stories de su cuenta de Instagram.
Enrique Ponce, retirado también abruptamente del toreo, tiene una entrevista, sin duda, por su larga y laureada trayectoria. La cuestión es qué pregunta tiene Ana Soria.
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Una joven eterna candidata a licenciarse en leyes a la que no conocemos más méritos que su relación con el torero. ¿Será capaz Pablo Motos de encontrarle 'la miga' al asunto? ¿Será una acción romántica de Enrique para darle a su amada el espacio mediático que nunca tuvo? ¿Qué busca Ana sentándose a su lado en plató?
Próximamente, el martes 23 a las 22.00h, en sus pantallas, regresan las aventuras de Enrique y Ana.