Ana Obregón ha colgado en la tarde de este viernes otro post dirigido a Aless Lequio. Hace una semana y media, la presentadora de 68 años publicó el libro que terminó de escribir su hijo, El chico de las musarañas, donde sostiene que la última voluntad de su hijo, todavía no confirmada por Alessandro Lequio, fue la de tener descendencia incluso después de la muerte.
Continúa siendo el libro más vendido en las principales tiendas y puntos de venta online. Según explicó Obregón, los beneficios de los derechos de autor irán a parar a la fundación de su hijo, que recauda dinero para la investigación contra el cáncer. "Mi Aless: Ojalá estuvieras vivo para disfrutar del éxito de tu libro y de tu hija tan deseada", ha escrito la protagonista de Ana y los 7 al comienzo de su post.

Obregón ha sentenciado: "Espero que exista una línea directa con el cielo donde solamente lleguen las palabras pronunciadas con amor. Porque como tú decías: 'Todo lo que haces en esta vida con amor tiene eco en la eternidad'. Te echamos infinitamente de menos".
La presentadora de ¿Qué apostamos? recurrió a un vientre de alquiler en Miami para tener a la pequeña Ana Sandra Lequio Obregón porque en España es ilegal. La niña llegó al mundo el pasado 20 de marzo y, tras las fotos de Obregón saliendo el Memorial Regional Hospital, en silla de ruedas y con la pequeña en brazos, se abrieron varios debates: el de la moralidad de utilizar el cuerpo de otra mujer a cambio de una compensación económica, uno de ellos.
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El de la edad de la actriz, 68, para comenzar a hacerse cargo de una criatura, otro debate. Además, la propia Ana ha dado entender que podrían venir hermanitos para Anita. Tras perder a su único hijo biológico hace tres años, hay quien también cuestiona su estado psicológico para convertirse en madre legal de un bebé. "Llegó una luz llena de amor a mi oscuridad. Ya nunca volveré a estar sola. He vuelto a vivir", fueron las primeras palabras de Obregón tras conocerse la noticia. Dos semanas antes de convertirse en madre de nuevo, decía frases como: "Ya estoy muerta, no siento nada".
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