"Mi intención siempre fue buena, siento si alguien se sintió ofendido. Se ha malinterpretado". Así, y con la voz completamente quebrada, ha querido defenderse Tamara Gorro de las cientos de críticas que le han llovido desde que anoche decidiera posar en el photocall de los Premios Ídolo con una calva falsa y adornada con tocado fantasía.
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Ella explicó a través de sus redes sociales que la intención era visibilizar la enfermedad para reivindicar más investigación que ayude a curarla, pero muchos internautas le reprocharon el comportamiento, acusándola de "frivolizar" y "banalizar" el cáncer y de convertir su sufrimiento en un "ridículo disfraz". La ex de Ezequiel Garay ha insistido este viernes: "No fue algo esporádico, está muy pensado. Mi sobrina murió hace siete meses por el cáncer. Sé lo que es la enfermedad, la quimioterapia, la inmunoterapia, estar mal, el sufrimiento de una familia y también el querer ponerse bonita para ir a dar un paseo. Quería que esto se viralizara y, que no suene prepotente, pero lo conseguí".
Tratando de mantener la entereza, ha zanjado: "El cáncer es una enfermedad terrible y fui sin pelo porque es una consecuencia física, lo más visible de la enfermedad, pero ya sé que no es lo único. Yo sé lo que es agarrar la mano de una niña que se muere por un cáncer. Ella quería esto, que se hablara del cáncer y de lo necesario de la investigación, y lo estoy consiguiendo". Y ha añadido: "Desde mi fundación, Una pizca de magia, ya hemos donado 60.000 euros para la causa. Eso es lo más importante".
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