El trabajo está siendo el mejor refugio de Joana Sanz mientras su marido, Dani Alves, cumple ya más de un mes dentro del centro penitenciario Brians 2, acusado de una presunta violación a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona.
Después de reaparecer en las pasarelas de la Madrid Fashion Week, la modelo canaria se marchó unos días a París, y ahora, lejos de volver a la Ciudad Condal, vuelve a hacer las maletas para irse a Dubái, tal y como ella misma cuenta en sus redes sociales.
"Último día de trabajo aquí, me voy para Dubái a coger un poco de sol... para esta piel amarilla", detalla en sus stories de Instagram con una gran sonrisa. Al menos de momento, no parece que la joven tenga intención de regresar a España. Los compromisos profesionales están siendo la cura perfecta para la difícil situación que vive. Especialmente porque lleva muy mal estar en el foco mediático.
"Bueno, ya estoy en Madrid. Había llegado muy emocionada, pero gracias por aguarme el día. A los de la prensa que me recibieron en la estación de tren, quiero decirles que sois unos seres humanos horribles. Espero que podáis dormir por la noche con ese cargo de conciencia, de intentar hacer daño con preguntas que no proceden a una persona que simplemente intenta salir hacia adelante con su trabajo. La empatía no existe, gracias", fueron la palabras de Joana contra la prensa el pasado 17 de febrero.
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