Rafael del Pino Calvo-Sotelo (Madrid, 14 de julio de 1958) es estos días noticia y no solo por poseer una de las mayores fortunas de España. El presidente ejecutivo de Ferrovial, tercera persona más rica de nuestro país, con un patrimonio estimado de 3800 millones de euros según Forbes, ha despertado la ira de la ministra de Economía después de que la cotizada anunciara que traslada su sede social a Países Bajos.
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Nadia Calviño incluso le llamó para expresarle su rechazo a la decisión de "abandonar el domicilio", que ha hecho salir en tromba no solo a la vicepresidenta sino a todo el Ejecutivo. Incluso ya se escuchan medidas como obligar a las empresas que se vayan a devolver el dinero público que hayan podido recibir. "No resulta aceptable que una empresa que ha nacido y crecido en España y gracias a la inversión pública de los ciudadanos españoles muestre esta falta de compromiso con su país", dijeron en Economía nada más conocerse la noticia que ha ocupado portadas y abierto telediarios.
El máximo responsable de la multinacional, que opera sobre todo en el sector de las infraestructuras de transporte y movilidad, no ha contestado que se sepa a los ruegos y reproches y sigue con su vida; una vida que el gran público no conoce demasiado aunque sí ha llegado en ocasiones a medios especializados en la crónica social.
Desde la cuna fue conocido porque es hijo del fundador de Ferrovial, que se llamaba como él (Rafael del Pino y Moreno), y Ana María Calvo-Sotelo, hermana del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo fallecida el pasado 10 de febrero a los 93 años. Pero también por sus matrimonios y su divorcio, en 2016. No fue un camino de rosas el proceso de separación de su segunda mujer, Astrid Gil Casares, con quien había contraído matrimonio en 2006, después de quedarse viudo: su primera mujer, Cristina Fernández-Fontecha y Torres del Pino, falleció en el verano de 1998, cuando navegaban por las aguas de Baleares a bordo de su yate. Tuvieron tres hijos varones.

Rafael del Pino es, a sus 64 años (cumple 65 el 14 de julio), no un soltero de oro, más bien de oro, platino y brillantes. Entre sus fabulosas propiedades encontramos mansiones en El Viso, en Formentera o en Cáceres. Es dueño de un gran yate y disfruta de avión privado.
Astrid Gil Casares, con quien tuvo tres hijas, disfruta de una buena pensión pero no se acerca ni de lejos a cantidad que ella pretendía y que los abogados de del Del Pino rebajaron tras el divorcio.

Astrid Gil Casares probó en el cine tras la ruptura y se buscó un hueco como productora cinematográfica. Hace cuatro años estrenó la película ¿Qué te juegas?, junto a Amaia Salamanca, Javier Rey (Fariña), Leticia Dolera, Mar Saura, Brays Efe y Santiago Segura.
El nombre de la segunda mujer de Rafael del Pino apareció por primera vez en la prensa social (y económica) cuando contrajo matrimonio en junio de 2006, con el ejecutivo. Era la segunda boda para él, viudo y padre de tres hijos varones, y la primera para esta experta financiera que desarrolló parte de su carrera en Londres.
Diez años después y con tres hijas en común, el matrimonio acabó en un divorcio complicado, que enfrentaba a un hombre muy poderoso con una esposa que argumentaba haber dedicado diez años de su vida a cuidar de los hijos de su marido y de las tres que habían tenido juntos, y que decía haber abandonado su carrera financiera en Londres para ayudarle en sus negocios, como experta economista.

Según algunos medios, Gil Casares pedía en principio a del Pino una indemnización compensatoria de 50 millones de euros, además de los alimentos de sus hijas y ayuda al alquiler de la casa de La Moraleja, donde vive con las niñas.
Mientras estas peticiones de la esposa fueron desestimadas en primera instancia, Astrid Gil Casares cambió radicalmente su imagen de ejecutiva financiera y luego esposa políticamente correcta de empresario importante por el de una escritora de aire punk, llena de tatuajes, el pelo cortísimo y rubio, y dispuesta a emprender una nueva vida, lejos de los fastos millonarios a los que estaba acostumbrada.
Nos aseguran fuentes conocedoras de la vida privada de Rafael del Pino que en este momento no hay una mujer en su vida. Hace cuatro años el multimillonario se dejó ver junto a Jacaranda Caracciolo, madre de tres hijos y por entonces recién divorciada del príncipe Fabio Borghese, emparentada con los Agnelli y heredera de una de las grandes fortunas europeas. A su boda con Borghese en 1996 acudieron, entre otros, los Benetton, los Saboya, los Aosta, Simeón de Bulgaria, el productor Franco Zefirelli o el Aga Khan.

Rafael del Pino acudió en abril de 2019 acompañado de esta mujer al Teatro Real, en concreto al estreno de Falstaff y el empresario fue retratado junto a Jacaranda Caracciolo, unas imágenes que publicó la revista Hola, lo cual desató especulaciones sobre un nuevo romance. Nos dicen que la relación no perdura. De momento, con quien parece que Del Pino no vive un romance es con Nadia Calviño, María Jesús Montero, Yolanda Díaz o el resto del Gobierno de Sánchez, que no ve con buenos ojos el final de la historia de amor de Ferrovial con España.