"Cuando era pequeña yo le regalaba juguetes, pero les hacía poco caso. Su madre le comía el coco", dijo la discreta Laura Boyer en una entrevista que concedió poco antes de morir y que este 1 de marzo, menos de una semana después de su fallecimiento a los 57 años, se publica en una conocida revista. La peor parada es Isabel Preysler, pero Laura también murió sintiéndose decepcionada con su hermana.
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Apenas tuvo relación con ella, ni siquiera cuando nació: "A Ana al principio no la vi, porque casi coincidió con el nacimiento de mi hijo Hugo". Incluso reconoció que "no" le gustó la idea de su llegada al mundo: "Mi padre me dijo: 'Isabel se ha preñao'".

A pesar de todo, hizo por ser una hermana presente, pero no pudo ser: "Yo procuraba felicitarla por su cumpleaños, Navidad, lo típico... Una vez que ya me hice a la idea ya me hacía ilusión tener una hermana".
En esta entrevista, desveló que habló por última vez con Ana a raíz de la muerte de su padre. La conversación, que giró en torno a la "herencia", no llegó a buen puerto: "Hablamos poco, pero se puso de parte de su madre. Ana nunca ha sido tan simpática como sus hermanos".
De esta forma, sí tuvo buenas palabras para Chabeli, Enrique, Julio José y Tamara Falcó: "El resto de hijos de Isabel se han portado maravillosamente. Todos supercariñosos, quitando hierro al asunto. Como me notaban incómoda con su madre intentaban ser especialmente agradables".
En este sentido, explicó cómo era su relación con ellos: "Con Julio José tuve menos trato. Con Chabeli más porque las dos vivíamos en Miami. Con Tamara también tuve una buena relación, ya que la he visto desde pequeña. Fíjate qué divertida Tamara, el día que murió mi padre fue la única que me cogió del brazo y me dijo: 'Qué susto se va a dar el tío Miguel, cuando se encuentre a Dios de frente'. Porque mi padre era ateo. Esa cosa de quitar hierro al asunto siempre lo han hecho los hijos de Isabel, que han sido monísimos".

De Enrique Iglesias también guardaba buen recuerdo: "Estuve con él en Miami, ese día me encontraba mal y él se mostró preocupado por mí". Sin embargo, el tiempo hizo de las suyas: "Poco a poco nos fuimos distanciando, porque yo ya vivía en Madrid, ellos seguían en Miami y yo ya no viajaba tanto a Estados Unidos".
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Laura, que renunció a la herencia de su padre, falleció en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, dos años y medio después de que le fuera diagnosticado un linfoma de Hodgkin. Después de un durísimo tratamiento con radio y quimioterapia, Laura decidió dejar la medicación y afrontar su final con serenidad, pero tuvo tiempo de despedirse de sus cuatro hijos, muy pendientes de ella todo el tiempo, y de decidir que quería ser enterrada en el cementerio de San Isidro, junto a su padre, fallecido en 2014. Pero su último deseo no fue posible, tal y como contamos en Informalia, por "ciertas dificultades" por parte de Isabel.
El motivo de su entrevista póstuma
Ella misma lo explicó: "Siempre he querido hablar, lo que pasa es que no estaba en disposición porque mis hijos eran muy pequeños o tenía problemas con mi exmarido, lo de la herencia de mi madre...". Su progenitora, la doctora Elena Arnedo, murió en septiembre de 2015, un año después que Miguel. "Había muchos frentes abiertos y no quería abrir más. Ahora esos frentes ya han terminado, me veo más liberada... Los niños ya son todos mayores de edad... Y además, estoy mal de salud y me apetece hacerlo".