La ex concursante de Gran Hermano se ha sentado este martes en el chester de Risto Mejide para compartir nuevos detalles del infierno que supuso su vida en común con Carlos Navarro, más conocido como El Yoyas. Un relato espeluznante y muy valiente que explica cómo detectar que estás siendo víctima de un maltrato y cómo debes pedir ayuda. "Espero que lo vean en los institutos", le ha dicho el presentador a su invitada. "Estoy muy agradecida de que me dejen expresarme".

Con una entereza digna de admiración, Fayna ha dado la cara una vez más para pedir justicia. Su marido y padre de sus dos hijos, condenado a cinco años y ocho meses de prisión por varios delitos de malos tratos contra su familia, se encuentra a la fuga desde el pasado 5 de diciembre, cuando debía haberse personado en prisión para cumplir su condena. "Resulta que te juzgan y condenan, y en vez de cogerte desde el juzgado o ponerte un dispositivo de seguridad, te mandan un papelito y se te dice 'Señor usted que ha maltratado a su mujer por favor preséntese tal día y a tal hora para su ingreso en prisión'. ¿Perdona? Creo que las cosas no se han gestionado bien", ha dicho dolida. "Tú con presunción de inocencia te vas a un calabozo y cuando eres condenado no, te puedes perder con David el Gnomo por el bosque... Es terrible, es surrealista. No sabía que esto funcionaba así. Es que estamos desprotegidas". Y ha añadido: "Cuanto más tiempo pasa, más intranquila estoy, porque no sé dónde está. No sé si este individuo va a estar escondido. ¿Y si le prescriben los delitos? ¿Quién te impide coger un avión? Él me lo decía, 'Me da igual ir a la cárcel".

"Muchas mujeres se ponen en contacto conmigo. Estoy aquí por eso. ¡Estoy aquí para que sepan que se puede salir!"
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Fayna está desesperada: "No estoy ni tranquila ni segura. Veo que pasan los meses, es que me ha amenazado tantas veces con matarme... Todavía hay algo dentro de mí que dice puedo acabar muerta. Eso es lo peor, que un día sea Fayna Bethencourt la que esté en el telediario". Valiente, pide más justicia y protección al Ejecutivo: "Luego se gastan dinero en pancarta y publicidad... No vale tanto violeta. Por favor, que se note a la hora de legislar, de proteger... Que se note", ha dicho en clara alusión a Irene Montero.

"Los monstruos existen"

La ex concursante canaria ha repasado su historia con Carlos Yoyas, que empezó en la casa de Guadalix de la Sierra, donde ya fue expulsado por conducta violenta. "Allí conocí su parte más amable, pero los monstruos existen y no tardó en aparecer". Comenzó con apretones, pisotones, malos gestos: "Luego me pedía perdón y yo empecé a modificar mi comportamiento. El maltratador te atrapa. Terminé aislada, me prohibió trabajar y cuando llegaron mis hijos vivía como una ama de casa de los años 50". El punto de inflexión fue la primera paliza: "una agresión física muy dura.., en el que me agrede de una manera brutal. Me deja el cuerpo lleno de moratones. Él siempre tuvo cuidado de no dejarme la cara marcada, era una persona muy paranoica. Me agredía, me agarraba el cuello o me retorcía las extremidades. Y yo levantaba la voz, y él tenía miedo de que el vecino lo escuchase".

La cocina se convirtió en su habitat natural. Una jaula de cristal en la que su única función era tener preparada la comida para "el ser" con el que compartía techo.
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El maltrato fue a más y llegó incluso a llevarlo a cabo delante de los niños: "No es el daño que te haga sino el miedo que pasas. Me cogía del cuello ese momento, me llega a tirar al suelo, aprieta y me está diciendo 'Te voy a matar'. En tu cabeza es 'Voy a morir'. Luego te duele el cuello... Pero ese miedo... Dices 'Se acabó, esta vez ya está'. Me apretaba, te voy a matar, me suelta, yo grito y vienen mis hijos... Yo tenía miedo y vergüenza". Cuando ella le dejó se refugió en Canarias con sus padres. Le denunció pero retiró la denuncia a petición del Yoyas, que se presentó en la casa de sus suegros y amenazó a su suegra y su hija: "Me mandaba mensajes y yo lo bloqueé, entonces se los mandó a la niña, un mensaje de índole sexual enfermizo y la niña se quedó blanca... Ahí le pedí a mi padre que me acompañara a denunciarlo de nuevo".

Amenazas, denuncias y varios juicios donde El Yoyas fue condenado en sentencia firme a cinco años y ocho meses de prisión. Debía haber ingresado en la cárcel el 5 de diciembre y lleva desaparecido desde entonces: "Mis hijos tenían pánico, yo también... Nos dijo que compraría un palo y nos destrozaría la cabeza a todos, que yo volvería a mi isla con los pies por delante... Nos merecemos descansar". Y reflexiona: "Hay un paralelismo entre una relación de maltrato y una secta, hay una reprogramación, y es paulatina, te transformas, cambias... Pienso en la Fayna que era antes de conocerlo, que es la que soy ahora, y no sé en qué momento perdí el control de mí misma".

Fayna nos relata los primeros episodios de violencia física.
Tolerancia 0 con el maltrato desde el minuto 0.
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