Tamara Falcó ha pospuesto su boda con Íñigo Onieva del 17 de junio al 8 de julio pensando en una de sus mejores amigas, Isabelle Junot, que tiene previsto dar a luz a su bebé a mediados de junio.

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Se trata de una boda muy esperada en la que también hay mucho dinero de por medio, pues la marquesa de Griñón podría vender el día más feliz de su vida a su revista de cabecera y hacer negocio gracias a las firmas que participen de un modo u otro en el enlace. Por este motivo, este tipo de decisiones son de gran calibre porque no solo afectan a ella y a su futuro marido.

"Tamara ha cabreado y mucho a sus patrocinadores. Son muy conscientes de que junio es un mes mucho más rentable que julio, porque la publicidad cae por las vacaciones", ha asegurado Alessandro Lequio este lunes en El programa de Ana Rosa. Por este motivo, el italiano ha señalado que las explicaciones de Tamara no han sido bien recibidas: "La disculpa que ha dado es de lo más absurdo. Todos sabemos que un parto es de lo más impredecible". Isabelle Junot, además, es la mujer de su primo, Álvaro Falcó. 

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La hija de Isabel Preysler se mueve como pez en el agua en el mismo negocio que su madre, el de las exclusivas y las portadas de las revistas. Su enlace con el empresario madrileño después de la sonada ruptura y la posterior reconciliación vale oro, ya que se trata de uno de los acontecimientos más esperados y mejor pagados en la prensa del cuore.

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