Mario Vargas Llosa por fin ha hablado con más detalle de su ruptura con Isabel Preysler. El escritor peruano, que tiene el próximo 9 de febrero una cita muy importante en París, ha confesado que llegó a estar muy enamorado de la reina de corazones, aunque ha reconocido que sus estilos de vida eran muy diferentes, tal y como deslizó su entorno.

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"Yo estaba muy enamorado de Isabel. Pero digamos, ese mundo no es mi mundo", ha confesado el Premio Nobel de Literatura este sábado en una entrevista en El Mundo con motivo de su ingreso en la Academia Francesa.

Sobre Los Vientos, el relató que publicó en 2021 con ciertas similitudes a su vida en Villa Meona, ha asegurado: "Pasó completamente desapercibido y ahora está en todas partes (...) Mensajes absurdos y disparatados. Nunca jamás en la vida se me hubiera ocurrido ridiculizar a Isabel. En esa época yo me llevaba muy bien con ella. Ni siquiera recuerdo cuándo escribí yo esos episodios que han sacado en los periódicos, ¡incluso en Francia, en un artículo de Le Monde!".

En este sentido, se ha sentido abrumado por la presión mediática: "A las siete de la mañana, que yo salía a caminar, ya estaban los periodistas en la puerta. ¡¡A las siete!! Así un mes. Ahora ya hace días que no están. Qué maravilla".

El autor de La Fiesta del Chivo se ha mostrado cauto a la hora de hablar de Isabel, que pasó por caja el pasado 28 de diciembre para anunciar su ruptura. La madre de Tamara Falcó explicó que los supuestos celos infundados del escritor desencadenaron el principio del fin. Vargas Llosa, en cambio, no ha entrado al trapo y se ha limitado a decir que el mundo de la socialité no era su mundo. No obstante, sí ha dejado claro que no es el amor de su vida. Tampoco su ex mujer, Patricia Llosa, con quien suenan rumores de reconciliación. Es Emma Bovary, la protagonista de Madame Bovary: "Es cierto, es la pura verdad". 

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Por otra parte, el peruano ha recordado uno de los peores episodios que vivieron juntos, su contagio de Covid-19: "Fue horrible. Yo estaba trabajando y me empezaron a temblar las piernas. Y tenía algo en la garganta y no podía respirar. Isabel llamó a un médico, y cuando llegó yo le oía decir: 'Le está subiendo mucho la fiebre. Hay que llevarlo a la clínica'".

Temió incluso por su vida: "La espera era angustiosa, me ahogaba. Me metieron desde la ambulancia directamente a una especie de tubo donde salía el oxígeno. Entonces comencé a respirar. Creo que la experiencia más dramática que he tenido ha sido esa falta de oxígeno. Tuve la impresión de que me moría".

Tras la tormenta mediática desatada, no ha meditado regresar a su país natal. En Madrid, donde vive en un piso cerca del Palacio Real, se encuentra cómodo: "No, lo veo muy difícil en estos momentos. En España yo me siento en mi casa".

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