Dani Alves ha sido detenido este viernes en Barcelona por una presunta agresión sexual a una joven en una discoteca de la ciudad condal. Tras la declaración de la supuesta víctima, la Fiscalía pidió el ingreso en prisión preventiva y sin fianza para el futbolista brasileño.
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24 horas han pasado y el ya exjugador del Pumas de México, que rescindió su contrato tras salir a la luz el escándalo, está "completamente destrozado" dentro de la celda. "Está desubicado porque no se lo esperaba. No se entiende que llegara a la prisión con lo puesto y sin teléfono. Está cabizbajo, tímido, poco hablador pero muy respetuoso con los funcionarios. No quiso cenar, solo comió un poco de fruta", cuenta la periodista Mayka Navarro.
"Le dijeron que tenía derecho a una llamada y no quiso hacerla porque no se sabia ningún numero. Está muy desamparado porque no esperaba para nada entrar en prisión. Extraña que su abogada no sea alguien de los mejores bufetes penalistas de Barcelona", añadió Navarro en Fiesta.
Este sábado, el que fuera jugador del Futbol Club Barcelona se ha sometido a un chequeo médico y a lo largo del día recibía las visitas de familiares, educadores de la prisión, y un psicólogo, tal y como marca el protocolo del centro Brians I, y como recoge El Periódico de España. Los profesionales del centro penitenciario decidirán en qué módulo ubicarle tras el reconocimiento. Brians está lejos del lujo que existe en la vida de un futbolista reconocido, no hay contrata de catering y en las duchas no funciona correctamente el agua caliente, explica el citado medio.
Para su mujer, Joana Sanz, tampoco está siendo un momento fácil. A través de sus redes sociales, la modelo canaria pidió "privacidad en este momento. Mi madre ha fallecido hace una semana. Apenas he empezado a asumir que ella ya no está como para que me atormenten con la situación de mi marido. He perdido los dos únicos pilares de mi vida. Tengan un poco de empatía, en vez de buscar tanta noticia en el dolor ajeno, gracias".
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