Tras unos románticos días en el Polo Norte para celebrar su reconciliación con el diseñador de coches, la marquesa de Griñón ha vuelto a su puesto como tertuliana en El Hormiguero y lo ha hecho con ganas de contarlo todo, todo y todo: "Estaba muy enfadada pero él me quiere demostrar que ha cambiado y allá que voy. Estoy muy feliz", ha dicho.
Tamara Falcó, muy sonriente, ha relatado cómo comenzó su acercamiento a Iñigo Onieva tras meses sin hablarse: "Él no tenía mi número de móvil y le escribió a una amiga mía para que me diera un mensaje. Quería hacer las paces y me pareció bien. Decidí enterrar el hacha de guerra y nos mensajeábamos. En Navidad le invité a venir a la Misa del Gallo". Todo a espaldas de Isabel Preysler y compañía: "No les dije nada porque pensé que me iban a decir, a dar consejos y tal y no quería. Iñigo vino a casa el día 24 a recogerme y no se lo dije a nadie. Alucinaron cuando lo vieron, a Ana (Boyer) le dio un ataque de risa. Mami ya estaba acostada, así que no lo vio. Él tampoco sabía que yo no había avisado y me dijo '¿Pero cómo has hecho eso?'. Y yo dije 'Pues ya está hecho, ya saluda".
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La hija del desaparecido Carlos Falcó ha contado que aquella salida fue crucial: "Después de la Misa nos quedamos hablando. Tuvimos una catarsis, nos dijimos todo lo que nos había dolido. Fue muy bonito, nos quedamos en paz. Todavía había química, claro, pero él no me besó ni nada". A partir de entonces, su contacto vía Whatsapp aumentó: "Nos mandábamos como 18 mensajes al día o así, un montón. El día 31, toda digna, lo llamé y le dije que no podía ser. Quería empezar el año bien, tranquila, y él lo entendió y lo dejamos ahí. Pero yo no paré de pensar en toda la tarde, lo pasé fatal me daba mucha pena. El día 28, con la ruptura de mami y Mario (Vargas Llosa), mami le dijo una cosa a Chábeli que a mí me hizo reflexionar. Hablando del amor, dijo 'Yo estuve enamorada de tu padre y me rompió el corazón, por eso no pude perdonarle'. Y pensé '¿Y si lo hubiera hecho?".
Tamara ha continuado: "Un corazón roto duele, duele de verdad, pero yo tenía dos opciones: intentarlo o quedarme con la duda, y elegí la primera. Así que lo llamé en las uvas y le dije que se viniera a casa. Cogió la moto, vino y ya...". La marquesa está convencida de su decisión: "Mi madre quiere evitar que yo sufra y me dijo que Iñigo no va a cambiar, pero yo creo que sí, que la gente cambia, yo he cambiado. Creo que él se ha dado cuenta de sus errores, la bofetada ha sido monumental y no solo por los cuernos. Ha visto que había cosas de su vida que tenía que depurar. A veces pierdes algo y te das cuenta de lo que significaba. Él ha tenido muchos gestos conmigo en este tiempo y existe ese amor entre los dos".
La hija de Preysler está eufórica: "Nos reímos, me lo paso muy bien con él, lo echaba mucho de menos. Estoy enamorada, él me quiere demostrar que ha cambiado y allá que voy. Si dios quiere, nos casaremos".