Ya sabemos dónde va a echar raíces Ana de Armas en Estados Unidos. La actriz hispano cubana se acaba de comprar una mansión en el estado rural de Vermont, al norte del país, por la que habría pagado siete millones de dólares. La casa se sitúa en una propiedad de 30 acres (más de 120.000 metros cuadrados), y está lo bastante alejada de Hollywood y Nueva York como quiere la artista, para vivir con tranquilidad y fundar una familia alejada de los focos mediáticos.

La compra podría haberse realizado el pasado mes de noviembre, poco antes de conocer que sería nominada a un Globo de Oro como actriz protagonista por su papel de Marilyn Monroe en Blonde, que finalmente se llevó este martes la actriz Jéssica Chastain.

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Ana de Armas está saliendo con el vicepresidente de Tinder, Paul Boukadakis, con quien ha pasado las fiestas navideñas rodeada de su familia, y de mucha nieve, precisamente en Vermont, donde ya pudo disfrutar del paisaje y las duras condiciones meteorológicas de la idílica zona.

Según medios estadounidenses como Page Six, además del enorme terreno, la casa está completamente amueblada y cuenta con seis habitaciones, ocho baños, vistas a la montaña, prados abiertos, bosques, senderos y una piscina, que probablemente sólo se pueda utilizar en verano. Vermont es uno de los estados más al norte del país; hace frontera con Canadá, y está muy cerca de la ciudad de Montreal.

Confinamiento en casa de Ben Affleck

Desde que se instalara en Estados Unidos para afianzar allí su carrera cinematográfica, la actriz hispano cubana se compró una casa en la californiana Venice Beach que vendío en 2020 para irse a vivir con su entonces novio, Ben Affleck, en la lujosa casa de 20 millones de dólares que tiene en la zona de Pacific Palisades, en Los Ángeles.

La presión constante de la prensa durante el confinamiento que pasó en esa casa cuando, por ejemplo, salían juntos a pasear a los perros, consiguió que la actriz desterrara la idea de vivier cerca de Hollywood. Además, la pareja se separó en enero de 2021 porque Affleck no quería tener más hijos, y Ana, con apenas 30 años, no quería perderse la opción de ser madre.

Tras haber vivido siete años en Los Ángeles, la protagonista de Puñales por la espalda se mudó a Nueva York para evitar la presión mediática, tal y como declaró en su día: "Se volvió un poco demasiado. No hay escapatoria. No hay salida", aseguró. Para la estrella, la ciudad californiana produce ansiedad porque "siempre existe la sensación de que algo no se tiene, que te falta algo".

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