Cuando se cumplen ocho años de la muerte de la duquesa de Alba, la dispersión y la distancia entre sus hijos se hace más evidente con el paso del tiempo. Cayetana era el pilar de una familia aparentemente unida aunque muchos sabían que se rompería en pedazos en cuanto la duquesa dejara este mundo. Y así ha sido. Al funeral que organiza su hijo Cayetano cada 20 de noviembre en Sevilla cada vez asisten menos hijos de los seis que tuvo la aristócrata. En los primeros años, los ausentes daban algunas explicaciones sobre su ausencia, justificando obligaciones de trabajo y otros compromisos, pero últimamente ya ninguno se molesta en comentar por qué no están presentes en la iglesia de Los Gitanos de la capital andaluza, donde reposan parte de las cenizas de su madre. Sin embargo, Cayetano lamenta siempre con tristeza la ausencia de sus hermanos.
Esta tensión entre los herederos de la duquesa tuvo su principal exponente en 2015, con la marcha del duque de Arjona del palacio de Liria, cuando Carlos, su hermano mayor y titular del ducado de Alba, le pidió que dejara la mansión y la gestión de las propiedades y negocios de la Casa, un encargo que le había hecho a Cayetano su madre en vida.
De Cayetana a Cayetano, el libro autobiográfico publicado en 2019 donde el jinete reprochaba al nuevo duque de Alba sus desplantes hacia él, empeoró aún más la relación entre los hermanos. Sin embargo, después de una reunión inesperada entre ellos, en 2021, hubo una tregua y cierto acercamiento que suavizó la relación. Pero a dos semanas del 24 de diciembre, la noche en que toda la familia Alba se reunía siempre para la cena de Nochebuena en el palacio de Liria, podemos adelantar que habrá algunos huecos en la mesa del comedor de gala.

Carlos, el dueño y señor del palacio, no ha invitado a su hermano Cayetano a la cena. La razón es que el duque de Arjona se ofendió hace unos años con Carlos, que no quiso invitar a Genoveva Casanova a la cena navideña con la excusa de que ya no era la esposa de Cayetano y estaba fuera de la familia. "Si quieres, vienes tu solo con tus dos hijos, ella no", le dijo. Y el padre de Luis y Amina optó por cenar en casa de su ex mujer con los niños y declinar la invitación.
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Este año, ni siquiera le han dado la oportunidad de decir que no. En la mesa tampoco se sentará Jacobo, conde de Siruela, que prefiere quedarse en Cataluña con su esposa Inka Martí. Eugenia y su marido Narcís Rebollo, que viajaban este martes a Estados Unidos, llegarán a tiempo para cenar con el resto de la familia, además de Cayetana Rivera.
Nada es igual en Navidad en el palacio de Liria, donde la duquesa de Alba ponía firmes a todos sus hijos, sus esposas y a veces a sus novios y novias. Cuando Eugenia Martínez de Irujo salía con Gonzalo Miró, el hijo de la cineasta también tenía un sitio en la mesa, aunque Cayetana nunca le perdonó que se negara a asistir a la misa de gallo en la pequeña capilla del palacio, dadas sus convicciones agnósticas.
