La resaca electoral le está sentando fatal al ex presidente de Estados Unidos. La pérdida de un senador en Pensilvania ha desatado la ira de Donald Trump, cuyos asesores han desvelado este miércoles que está "furioso y gritando a todo el mundo en la oficina, incluida su mujer, Melania".
El republicano ve cómo su partido pierde fuerza y culpa a los candidatos del fracaso, asegurando que "todos son malos" para poder enfrentarse con garantías a los demócratas. Especialmente molesto por la pérdida de Mehmet Oz, el candidato de Pensilvania, apoyado por la propia Melania, que convenció a su marido para darle carta blanca.
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Y es que, a falta del recuento final, parece que los republicanos quedarán muy tocados y eso aplasta lo planes de futuro que tenía el magnate: anunciar su candidatura para el 2024. Quería hacerlo el próximo 15 de noviembre, coincidiendo con lo que pensaba que sería una victoria de su partido, pero ahora todo son incógnitas: no es buen momento para hacerlo pero retrasarlo sería "humillante" para Trump.
De hecho, el empresario mantiene una guerra encarnizada con el que podría ser su mayor rival, Ron De Santis, el gobernador de California, que también podría postularse para 2024: "Si se quiere presentar que se presente. Si lo hace, diré cosas sobre él que no serán muy halagadoras. Sé más de él que nadie, quizás más que su esposa, que es quien realmente está dirigiendo su campaña", ha advertido Trump este miércoles.