La princesa del pueblo está pasando uno de los peores momentos de su vida. Desde que Belén Esteban se cayó de manera fortuita en el plató de Sálvame y se rompió tibia y peroné, su vida ha dado un giro de 180 grados.
Tras pasar varios meses sin poder moverse y recuperar cierta movilidad para volver a trabajar, con un alta de mejoría que no alta por recuperación, como ella mismo explicó, el 5 de septiembre volvió a ocupar su silla en el plató.
Pero, según ha podido saber Informalia, las cosas no han ido como esperaba y lleva unas semanas muy complicadas. La rehabilitación diaria no está funcionando como ella y los facultativos suponían. Lo que en un principio solo iba a ser cuestión de tiempo que volviera a andar con normalidad, ahora parece que ya no es así. "Algo ha sucedido, porque las cosas no van como le habían dicho que irían", asegura a este portal una persona próxima a Belén.
Según nos cuentan, las consecuencias de su caída podrían ser peores de lo que dijeron en un principio, y así se lo ha dicho ella misma a varios de sus allegados. Le han cambiado los planes y los plazos de su rehabilitación y cuando ella pregunta si volverá a andar con normalidad ya no le dan la respuesta inicial, que era ésta. "Claro, sin ningún problema". No descarta que las secuelas de aquella caída en Sálvame vayan a quedarse, al menos en parte, para toda la vida.
Y esto le ha hecho caer en un estado de ánimo delicado, tanto que "llora a menudo al pensar que podría quedarse coja para siempre", nos explican desde su entorno. "Vuelve a estar decaída y desanimada. Le aterroriza no llegar a andar bien como en un principio le dijeron", añaden. Belén maldice aquel momento, cuando tuvo que pasar por aquella prueba, a pesar de que ella no quería. Aquel momento le ha cambiado la vida, tal vez para siempre, y no precisamente para bien.
Incertidumbre laboral
Belén cuenta con el apoyo de su marido, Miguel Marcos, que está haciendo lo posible por ayudarla y animarla, "pero ella no es fácil. Ya la conocéis", matizan. Y también están su hija y sus amigas. Además, sigue en terapia, con ayuda psicológica. Pero a la delicada situación que vive con su pierna se une la incertidumbre por el trabajo. Comenta a veces lo que algunos le repiten desde hace tiempo: que está hundida y que ya no funciona como antes. Atrás quedaron esos belenazos que hacían temblar las audiencias y levantar cualquier Deluxe, cuando Telecinco la usaba para hundir los estrenos de programación de la competencia.
Eso ya no le pasa y ella lo sabe. Además, tras la marcha de Paolo Vasile, Sálvame y su productora, La Fábrica de la Tele, pueden tener los días contados, o al menos se ha puesto sobre la mesa esa posibilidad. Belén se ha hartado de decir que quiere dejar la tele, pero ahora que le ve las orejas al lobo no parece tenerlo tan claro. Y eso que sabe que el resto de productoras de Mediaset la querrían en sus platós, pero no sería lo mismo.
Lo único que la consuela es su empresa de gazpachos. Desde que la montó hace algo más de dos años, lo cierto es que no ha dejado de crecer. Belén hasta ha comprado varios camiones para su distribución nacional y ya han dado el salto a los mercados europeos e incluso Dubái, donde arrasa el gazpacho y el salmorejo. En lo único que ha pinchado un poco es en las cremas de invierno, porque las patatas fritas también se están vendiendo bien.
Aun así, Belén se ha llevado más de un disgusto. En el último informe de la OCU, su gazpacho no salió bien parado. En base a la relación calidad-precio, la Organización de Consumidores y Usuarios les ha dado una calificación "media".
Además, tienen un precio mucho más elevado (3,19 euros) que otros del mercado. La de Paracuellos ha usado sus redes sociales para defender su marca, Sabores de la Esteban, y restarle importancia a la calificación de la OCU: "Gracias a todos los que consumís mis gazpachos y salmorejo... ¡Ay, lo que tenemos que aguantar!", escribió en Instagram. Y en una entrevista incluso se atrevió a confesar que le habían pedido dinero por salir bien parada en la encuesta, lo cual fue inmediatamente desmentido por la organización.