Este 19 de octubre se cumplen 25 años de la muerte de Pilar Miró, una extraordinaria realizadora de televisión, brillante directora de cine y la persona que podríamos tomar como ejemplo a seguir para gobernar una televisión pública. Pilar además era una mujer adelantada a su tiempo, creativa, incansable, empoderada y con un carácter fuerte y dominante, aunque los que la conocieron bien la definen como "solitaria, frágil, vulnerable y llena de ternura".
Fue su hijo Gonzalo Miró quien descubrió su cuerpo sin vida en las escaleras del chalet que compartían en la urbanización madrileña de Somosaguas. Un infarto fulminante acababa con su vida y con ello se llevaba a la tumba su secreto mejor guardado: la identidad del padre de su hijo. En noviembre del 2013, el Tribunal Constitucional otorgaba el amparo a Gonzalo para que no se hablara de la identidad de su progenitor después de que algún programa de televisión fuera condenado por hurgar en ese misterio.

En el currículum sentimental de la cineasta aparecen el productor y guionista Claudio Guerin, el periodista y director de La Clave José Luis Balbín, Eduardo Sotillos, los actores Adolfo Marsillach y Leo Anchoriz, el director Mario Camus o el inolvidable Algarrobo de Curro Jiménez, Álvaro de Luna, con el que estuvo a punto de casarse, aunque le dejó plantado un mes antes de la boda.

La primera mujer en ostentar el cargo de directora general de RTVE, irónicamente, fue despedida del ente público al verse en medio de dos facciones del PSOE de entonces. A Pilar, que modernizó la televisión pública, le buscaron un escándalo absurdo por cargar unas facturas, un asunto del que salió absuelta pero mucho tiempo después de haber salido del Ente. Su mayor valedor fue su íntimo amigo, a la postre padrino de su hijo Gonzalo, Felipe González. Frente a ella, Alfonso Guerra y Jorge Semprún, que la detestaban. El caso acabó con la retirada de los cargos.

Compañera de clase en sus años de estudiante del entonces príncipe Juan Carlos de Borbón en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, Pilar mantuvo una gran relación de años con el rey, y fue el hoy emérito quien la recomendó para que se pusiera al frente del equipo de realización que cubrió las bodas de las infantas Elena y Cristina. Precisamente, su último trabajo antes de su fallecimiento fue encargarse de la emisión del enlace entre Cristina e Iñaki Urdangarin.

En su faceta de cineasta encontramos grandes películas como El crimen de Cuenca, El perro del hortelano o Gary Cooper que estas en los cielos. La primera está basada en hechos reales y narra la detención y tortura por parte de la Guardia Civil de dos hombres inocentes. Pilar Miró fue procesada y se enfrentó a un Consejo de Guerra. La película tardó años en estrenarse y la realizadora fue absuelta.