Desde que Tamara Falcó rompiera con Íñigo Onieva tras el polémico vídeo del beso con otra mujer, el empresario de la noche permanece 'refugiado' y aislado del mundo en la casa de un amigo en La Finca, Madrid. Su familia, mientras tanto, hace frente al interés mediático que genera la ruptura del año.

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"Dejadnos tranquilos ya, por favor", ha pedido a los micrófonos de Europa Press su madre, Carolina Molas, mientras abandonaba su casa de La Moraleja y se montaba en un taxi para poner rumbo a otro destino. Ha cerrado la puerta del vehículo con un sonado portazo, que denota desgana y cansancio por la presión mediática que ella y su familia llevan sobre sus espaldas estas semanas. 

Tras la ruptura, Íñigo todavía no se ha mostrado en público. La Finca, donde se refugia del tormentón, es una de las urbanizaciones de Madrid más exclusivas y su acceso es complicado. Mientras que él permanece en silencio desde que el pasado viernes 23 se rompiera el compromiso, la marquesa de Griñón ha reaparecido en público en varias ocasiones y no se ha cortado a la hora de hablar del "despertar espantoso" que tuvo con él a la hora de descubrir el engaño. 

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Tras la pillada, la opinión popular se volcó con Tamara y aplaudió que rompiera su compromiso con Íñigo tras el vídeo del diseñador de coches besándose con otra. Aunque otros, como Susanna Griso, consideran que el 'linchamiento' público contra él ya está siendo excesivo.

Tanto sus pertenencias como las de la hija de Isabel Preysler ya han salido de la casa donde ambos vivían en el céntrico barrio de la Justicia. Empresas de mudanza se han encargado de ambas gestiones. Mientras el interés no cesa, el madrileño se está planteando tomar medidas legales. 

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