Si exceptuamos la tragedia que lógicamente supuso para ella la muerte de su padre, hace dos años y medio, Tamara Falcó ha tenido que enfrentarse esta semana al peor momento de su vida. Los desgarros en el corazón son de distinta naturaleza, como diferentes son los tipos de amor hacia un padre o hacia quien ella consideraba el hombre de su vida. Carlos Falcó tenía 83 años pero estaba bien de salud y fue el Covid quien se lo llevó, como a tantas personas. Por encima de eso no hay nada. Salvo otro fallecimiento.
La relación con Íñigo Onieva no es que estuviera sana, es que estaba a punto de nieve: declaración, compromiso, anillo y fecha de boda. Sugerimos recuperar las escenas de la primera temporada de la serie de Tamara en Netflix para dimensionar el alcance de su admiración y nivel de enamoramiento hacia quien ahora parece el Diablo, aunque los cuernos no los lleve él.
En marzo de 2020, otra marquesa de Griñón, la entonces consorte de Carlos Falcó, sufrió igualmente una pérdida, en su caso la de su marido, el padre de Tamara. La viuda del aristócrata recuperó el amor con Santiago Pedraz y también proclamó a los cuatro vientos su compromiso, nada menos que en la portada de la revista Hola, un anuncio que nació cuando ya no era cierto. El escándalo, muy distinto, une muy a su pesar a la marquesa y a la marquesa viuda de Griñón.

Ambas dijeron que estaban felices y enamoradas, ambas compartieron con toda España sus respectivos compromisos matrimoniales, las dos expresaron su dicha y su regocijo por haber hallado el amor y por anunciar sus respectivas bodas y mostrar sus anillos. Ambas vieron amputadas de cuajo sus ilusiones y sus planes, ambas se convirtieron en el centro del cotilleo nacional. No les faltan puntos en común a sus recientes y azarosas historias sentimentales.
El caprichoso destino ha querido que, con apenas un mes de adelanto al escándalo de Tamara y Onieva, el cacareado compromiso matrimonial de Esther Doña con el juez Pedraz muriera ahogado en aguas de Ibiza tras una bronca monumental.

Pero si los hechos son parecidos, en lo acontecido, en los tiempos, en la virulencia mediática de sus culebrones, y en la cercanía familiar que une (a pesar de no tratarse) a ambas cuarentañeras (se llevan apenas tres años), las diferencias son muy significativas.
¿Qué ha sido más heavy: lo de Tamara o lo de Esther? Lo de Onieva lo sacó hasta el Telediario
El tiempo relativiza todo, y estas cosas tan efímeras pasan de parecer el centro de la Creación a una anécdota más. Pero si nos retrotraemos al movidón de Esther y Pedraz, y regresamos a aquellos días (¡en pleno mes de agosto!), recordaremos que fue intenso hasta el empalago. No obstante, la explosión mediática protagonizada muy a su pesar por la hija de Isabel Preysler ha superado a la de Esther Doña. Hasta en el Telediario de La 1 se las han ingeniado estos días para subirse al carro del Tamaronieva gate, con la excusa de reportajes tipo '¿la infidelidad, un concepto social?', consultando expertos, y eso, como sin mancharse las manos de cotilleo, pero usando a la marquesa como percha y sacando sus imágenes en los informativos, y en varias ediciones. Con Esther y Pedraz no se atrevieron a tanto.

Pero ahí está precisamente la segunda y muy importante diferencia: la infidelidad y el engaño. Pedraz, que sepamos, no le fue infiel a Esther, y esa no fue a causa de la abrupta ruptura, vía whatsapp, sino una bronca monumental entre el magistrado y la viuda, en la que dicen que a él le vino a la memoria la noche en la que su amigo Carlos Falcó acabó durmiendo en un calabozo tras una fuerte discusión con la malagueña salerosa en el hotel Eurobuilding. Otra cosa es que, tras conocerse la anulación del compromiso entre el juez y la modelo se hayan publicado supuestos tonteos de ella.
Lea también: El motivo de la espantá del juez Pedraz para dejar a Esther Doña
El dinero, las exclusivas y la bronca con Hola
Esther Doña quiso sacar dinero vendiendo su compromiso en una exclusiva que resultó bochornosa. Tamara Falcó no vendió la exclusiva de su compromiso a Hola, como sí hizo su madrastra, Esther Doña, para desgracia de la revista, que tuvo que dar explicaciones tras salir a la luz que el compromiso anunciado a toda vela en primera página era falso y que Pedraz había dejado a su novia días entes de la salida al kiosco del semanario.

El jueves 22 de septiembre, Tamara Falcó publicaba en Instagram su compromiso con Iñigo Onieva. Era "la mujer más feliz del mundo", decía. Y exhibía el anillo de 14.500 euros que le había entregado el supuesto hombre de su vida, pero lo hacía gratis. Y gracias a ello nadie pudo echarle en cara que anunciara una falsedad, como ocurrió con Doña. Sin embargo, Tamara también ha vivido dos desencuentros con Hola, la revista de cabecera de su familia, sobre todo de su madre. Primero, porque la publicación hubiera querido dar el compromiso en portada, como exclusiva; y, segundo, porque tras la ruptura, Tamara habló en primicia para Sálvame y después en rueda de prensa en un Photocall. Visto ahora, tal vez Tamara hizo un favor a la revista, que, de haber dado el compromiso en su portada, lo habría visto anulado al momento, como el de Doña. La fama de revista gafe hubiera sido ya inevitable.
Los malos de la película
El ahí te quedas vía WhatsApp de Pedraz a la viuda de Falcó pudo dar a entender en un principio que el malo de la película era el juez. Pero luego se fueron sabiendo detalles, que señalaron a Esther Doña como culpable, insinuándose coqueteos de ella con un empresario, nunca confirmados, o incluso la citada bronca en la que ella presuntamente tuvo palabras contra su novio que le obligaron a romper. Lo que quedó claro es que la mentirosa, la que engañó a la revista (y a todo el mundo) y fingió inexplicablemente que seguía con Pedraz fue Esther. Pero en este caso no hubo un malo tan claro como en el caso de Tamara y Onieva. Las informaciones que no dejan en buen lugar a Iñigo Onieva fueron in crescendo: el vídeo, la negación, la bochornosa disculpa vía comunicado, las comparecencias de Tamara despreciando a su ex prometido, los datos de su currículo engordado y sobre todo la sensación de que hubo más infidelidades y más imágenes han hundido a Onieva incluso a mayor profundidad que a la patética Esther Doña. Sería extraordinaria una comparecencia conjunta de ambos en un concurso de patéticos.
Los perdedores
Ahora, Tamara y el juez Pedraz siguen con sus vidas y sus trabajos pero Íñigo Onieva puede perder los suyos y de Esther Doña poco se sabe pero no lo va a tener fácil para vender exclusivas porque es la pastorcilla mentirosa. "Para mí el trabajo es súper importante. Un pilar fundamental. Si me está yendo mal en lo emocional, no voy a dejar que me afecte", dijo la marquesa de Griñón tras el batacazo sentimental. Y ha sido coherente. El martes 27 asistió al Teatro Real para la presentación de Kronos Homes, también acudió a su cita el jueves en el Hormiguero. También ha viajado a México, al XIV Congreso Mundial de las Familias en México como ponente en una conferencia. Dará su charla en la Expo Bancomer Santa Fe de la ciudad de México. Y ahora terminará la segunda parte de su documental en Netflix, cuya audiencia se disparará, amén de los visionados que suma la primera parte a raíz del escándalo. Tamara for ever.
Un amigo nos contaba hace días que había soñado con que Tamara se ennoviaba con Pedraz y que despertó sobresaltado por el disparate que le había regalado su propio subconsciente, sin duda atribulado de leer tanto cotilleo. No obstante, la realidad siempre supera a la ficción. Que se lo pregunten a Tamara y Esther Doña. Si hace tres meses Rappel hubiera asegurado que la hija y la cuarta esposa del marqués de Griñón iban a anunciar sus compromisos y romperlos, casi a la vez, probablemente le habrían embreado, emplumado y echado del país. ¿Qué viene ahora?