Con dos años de retraso, celebró Ira de Fürstenberg su 80 cumpleaños. La princesa de padre austriaco y madre italiana de la familia Agnelli, dueños de la Fiat, quiso hacer en 2020 una fiesta en el palacio de Liria en Madrid para festejar una edad tan señalada, pero la pandemia y el largo periodo de restricciones posteriores se lo impidieron.
Ha sido este jueves cuando la que fue esposa de Alfonso de Hohenlohe, creador de la esplendorosa Marbella de los años 60, 70 y 80, cuando ha podido reunir a unos 60 invitados, en los jardines del palacio de los Alba, en la madrileña Calle de la Princesa.

Cena en una imponente carpa con cortinajes abiertos y vistas al jardín francés, música de mariachis y salsa, y preciosos adornos florales distribuidos por la propia Ira y por Beatrice de Orleans. Y un menú exquisito, según cuentan los invitados, a base de gazpacho de bogavante; merluza con alegría de limón y huevos Khalix; roastbeef con muselina de boniato y verduras de la huerta. Y de postre, un variado buffet de la Casa de Alba. Todo ello regado con vinos del Marqués de Riscal, Marqués de Vargas y champaña francés.
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Ira, amiga de los Alba desde los tiempos en que vivía en el Marbella Club con el príncipe Alfonso y la duquesa Cayetana, muy cerca, en su casa marbellí de Las Cañas, ha pagado una fortuna por la fiesta, seguramente cerca de 100.000 euros. Los jardines de Liria se alquilan a empresas que celebran allí sus eventos, pero dada la personalidad de la anfitriona, se permitió a los invitados, algo muy excepcional, que recorrieran los distintos salones privados del palacio y que admiraran su fabulosa colección de cuadros de Goya, Zurbarán, Tiziano o Rubens, una deferencia que no se concede a casi nadie en otras celebraciones de pago, con invitados ajenos a la familia.
Amigos de la princesa, guapísima y elegante con una túnica tipo caftán, llegaron puntuales a la cita, fijada para las 9 de la noche. Amigos de la India, Holanda, Emiratos Árabes, donde Ira viaja a menudo, para exponer sus "objetos preciosos", Filipinas, otro país que le gusta visitar, Turquía, aristócratas franceses y naturalmente, sus íntimos italianos. Ira reside la mayor parte del tiempo en su casa de Roma y allí recibe como sólo saben hacerlo los grandes señores de toda la vida.
Su hijo Hubertus de Hohenlohe y su esposa Simona Gandolfi no podían faltar. Y entre sus amistades españolas, Isabel Preysler, sin Mario Vargas Llosa, Miriam Lapique, viuda de Alfonso Cortina, Elena Cué y Alberto Cortina, Tomás Terry, Alfonso Díez, el último marido de Cayetana, Borja Prado Eulate y su esposa, Carmen Martínez Bordiú, sola, sin su novio australiano. También estuvo, pero no hasta el final de la cena, Elena de Borbón. Llamó la atención que la infanta y su ex marido Jaime de Marichalar, otro de los invitados, ni siquiera se saludaran.




Fernando Martínez de Irujo, su hermana Eugenia y sus sobrinos, Fernando y Carlos con sus esposas, Sofía Palazuelo y Belén Corsini, representaron a la familia Alba.

Sin embargo, Carlos Fitz-James Stuart, el actual titular del ducado, no estuvo en la fiesta. Un detalle de elegancia por su parte, ya que al ser un evento de pago, por el que la Casa de Alba cobra un precio, no parecería muy correcto, que el dueño de la mansión fuera al mismo tiempo, un invitado más que restara protagonismo a la ocasional anfitriona del palacio.
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La fiesta acabó a la 1 de la madrugada y al día siguiente, viernes, Ira de Fürstenberg daba un coctel, más reducido, en su palacete del Madrid de los Austrias, para otro grupo de amigos.