El pasado que Esther Doña quiere silenciar nos conduce hasta personajes de distinto calado, desde Máximo Valverde, con quien parece vivió una corta aventura cuando ella era una veinteañera, hasta el mismísimo Mario Conde.

Y mientras el primero reconoce que hubo "una aventura", el segundo guarda un completo silencio y no tiene la menor intención de pronunciarse sobre el tema.

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La realidad, según dicen, es que Esther intentó acercarse al ex banquero, aseguran que se obsesionó con él y buscó fórmulas, como la intermediación de amigos comunes, para introducirse en el grupo de amigos de Conde.

De nada le sirvió, porque Mario no demostró la menor intención de conocer a una mujer de la que no tenía las mejores referencias, en el sentido de que le pusieron al tanto de que era una persona ambiciosa a la que le gustaba relacionarse con hombres poderosos y ricos.

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Doña se quedó con las ganas de lograr sus propósitos y se dirigió hacia otro objetivo, Carlos Falcó, y el marqués de Griñón sucumbió a sus encantos y acabaron casados. Ahora se la relaciona con un empresario de nombre Bruno, pero un amigo suyo asegura que la familia de ese hombre ya se ha encargado de persuadirle para que no caiga en las redes de la viuda del aristócrata.

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