Como en aquellos chistes viejunos que comenzaban: 'Un español, un norteamericano y un chino...' podríamos empezar a explicar por qué el mundo está pendiente de de Taiwan: Una señora de 82 aterriza en una isla y la tercera potencia militar del mundo comienza a mandar cazas armados a la zona, a intensificar sus maniobras militares y a elevar el tono que pone los pelos de punta a un mundo aterrado por la guerra de Ucrania.
Pero resulta que quien ha aterrizado este martes en La isla de Taiwán es la congresista estadounidense Nancy Pelosi, que ha irritado a Pekín casi tanto como hacía con Donald Trump cuando el empresario vivía en la Casa Blanca. Los chinos avisaron de que tomarían "medidas contundentes", en un espiral de advertencias que Washington fue devolviendo. Pero la actual presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos (desde enero de 2019, y previamente de 2007 a 2011) se ha pasado por el arco di Trionfo, que dirían sus padres italianos, las amenazas y ha aterrizado este martes en Formosa. De nada le ha servido de momento a China enviar un buque destructor a la isla o poner a sobrevolar sus cazas alrededor de la demócrata como si fueran moscas revoloteando un objetivo.
Cuando Pelosi inició su gira por Asia, ta en medio de tensiones entre EEUU y China por Taiwán, Biden reiteró su apoyo al 'status quo' de Taiwán ante las advertencias de China. Por eso, la visita de Pelosi es un sapo que a Pekín le va a costar tragarse.
De momento, aparte de los aspavientos militares chinos, que hasta ahora parecen amagos, la visita se ha visto envuelta en una tensión y una amenaza de bomba recibida este mismo martes que alguien se tomó tan en serio como para que el aeropuerto internacional de Taoyuan aumentara su nivel de seguridad pocas horas antes de la llegada esta noche (hora taiwanesa) a la isla de la congresista.
Pelosi, que fue una de las políticas que con más contundencia se significó contra la guerra de Irak, ha seguido adelante con su ruta asiática, pasando por la isla que formalmente pertenece a la República Popular de China, a pesar de la conversación telefónica que mantuvieron la semana pasada personalmente el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Joe Biden: "No jugar con fuego", advirtió el mandatario chino a Washington. El presidente Biden contestó apoyando a Pelosi y reiterando que intervendrá si Pekín decide atacar la isla.
Por eso, los focos de los analista de la geopolítica internacional, y por supuesto los mercados financieros, estaban y están este martes pendientes de lo que allí ocurra: por ejemplo, de la llegada de un buque destructor del ejército chino, que se ha estacionado a unos 80 kilómetros de las costas de la isla Lanyu, al sureste de Taiwán.

Pelosi es veterana y se las sabe todas en política. Como vemos en la fotografía de arriba, asistió a la toma de posesión de J.F. Kennedy, allá por 1961, acompañando a su padre, a la sazón, alcalde de Baltimore, y desde entonces no ha levantado el pie.
Se convirtió en uno de los más terribles quebraderos de cabeza de Trump tras recuperar la presidencia de la Cámara y fue el verdadero látigo del impeachment.

Nancy Patricia D'Alesandro, como así se llama, es todo un icono de la política estadounidense. Llegó al mundo en 1940 y creció en Baltimore (Maryland), donde su padre fue alcalde. Única hija, es la menor de siete hermanos nacidos del matrimonio de Annunciata Nancy Lombardi y Thomas D'Alesandro. La madre nació en Campobasso, en el centro de Italia, y su padre pudo rastrear su ascendencia en las ciudades italianas de Génova y Venecia y en la región de los Abruzos. La pasión por la política le viene de casta pues su padre fue congresista y alcalde de Baltimore hasta en tres ocasiones.
Pelosi, católica como su familia, estudió en el Trinity College por expreso deseo de su madre, que quería que su única niña fuera religiosa: "Siempre quiso que yo fuese monja, pero yo en todo caso habría querido ser cura, porque me parecía que había algo más de poder ahí", confesó la propia Pelosi hace unos años.

Pelosi pensó en estudiar Derecho, pero la imagen de la mujer tradicional que se tenía entonces hizo que se decantara por formar una familia y no se dedicara profesionalmente a su gran pasión: la política, aunque siempre estuvo pegada a la lucha por sus ideales demócratas. En 1963 le dio el "sí, quiero" al empresario inmobiliario Paul Pelosi, con el que tuvo cuatro hijas y un único hijo. No obstante, durante este tiempo ya formaba parte del partido demócrata.
Su carrera política dio un gran salto en la década de los 80 cuando la congresista Sala Burton la nombró como su sucesora cuando ya veía la muerte a la vuelta de la esquina tras el cáncer de colón que le diagnosticaron. Ella aceptó el escaño y en 1987 comenzó realmente su meteórica carrera en la política estadounidense.

En cuanto a sus hijas más conocidas, a una de ellas, Christine, también le ha salido la vena política de su madre y su abuelo. La hija de Pelosi es estratega política dentro de su propio partido. La otra más popular es Alexandra, directora de documentales que se distribuyen con éxito en HBO. Nancy también tiene otros tesoros por los que pierde los vientos, nada más y nada menos que ocho nietos que colman al matrimonio de alegrías. Al margen de la política cabe destacar que desde hace poco está al frente de un viñedo en Santa Helena, en California.
De momento, ahí tenemos a Pelosi en Taiwán, y al mundo pendiente de lo que los chinos puedan hacer porque si salta la chispa la explosión puede contagiar a todo el planeta. Ella se mantiene firme y sostiene que su visita "no contradice de forma alguna la política de Estados Unidos", según ha declarado.
"Nuestra visita es una de las muchas realizadas por delegaciones parlamentarias a Taiwán y se enmarca en la política de Estados Unidos y la Ley de Relaciones de Taiwán de 1979 y los comunicados conjuntos sino-estadounidenses", ha indicado en un comunicado en el que ha matizado que Estados Unidos "se opone a cualquier esfuerzo que busque modificar el 'statu quo'".
"Nuestra visita honra el compromiso inamovible de Estados Unidos con Taiwán y el apoyo a la democracia", ha aseverado a pesar de que China ha insistido durante los últimos días en que tomará medidas "contundentes" en caso de que se desplace hasta suelo taiwanés.
La gira de Pelosi pasa por distintos países del Indo-Pacífico, incluidos Singapur, Malasia, Corea del Sur y Japón, y que se centra en "la seguridad mutua, la cooperación económica y la gobernanza democrática".
"Nuestras conversaciones con las autoridades taiwanesas se centrarán en reafirmar nuestro apoyo a un socio y permitirán abordar intereses comunes. La solidaridad de Estados Unidos con 23 millones de personas en Taiwán es más importante hoy que nunca a medida que el mundo se enfrenta al debate entre autocracia y democracia", recoge el texto difundido por la congresista.
Este mismo martes, Pelosi ha escrito una columna de opinión en el diario 'The Washington Post' en la que ha insistido en que el viaje supone una señal de apoyo ante "la creciente agresión del Partido Comunista chino contra Taiwán".
La visita de Pelosi a Taiwán ha permanecido fuera de su itinerario público hasta el último momento, lo que ha avivado la incertidumbre y ha puesto en alerta a los Ejércitos chino y taiwanés, que han incrementado su preparación de combate a lo largo de la jornada.
Su llegada a la isla se produce en el marco de su gira por Asia, que la ha llevado previamente a Singapur y Malasia. Además, es la primera por parte de un presidente de la Cámara de Representantes en 25 años.
Condena de China
El Gobierno chino, que no ha tardado en reaccionar, ha condenado enérgicamente la visita "a pesar de las alertas pronunciadas por la parte china". El Ministerio de Exteriores ha señalado en un comunicado que la visita emite "señales erróneas a las fuerzas separatistas" de la región, que "buscan la independencia de Taiwán" y ha asegurado que trasladará a la parte estadounidense "su protesta".
Además, las autoridades del gigante asiático han defendido que la cuestión taiwanesa "forma parte de los asuntos internos del país en materia de soberanía e integridad territorial" y ha afirmado "las concesiones no tienen cabida" en relación con este asunto.
El Ministerio de Defensa chino se ha declarado en "alerta máxima" y ha hablado de "contramedidas" con el objetivo de "defender la soberanía nacional", tal y como ha informado su portavoz, Wu Qian, tras la llegada de Pelosi.
La Oficina de Trabajo de Taiwán del Comité Central del Partido Comunista Chino ha puntualizado que una "colusión" entre el Partido Progresista Democrático y Estados Unidos "llevará a Taiwán al abismo y solo traerá el desastre para los compatriotas taiwaneses".
A su vez, la Comisión de Exteriores de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, el principal organismo de asesoramiento político del país, ha tildado de "gran provocación" la visita y ha señalado que se trata de una "violación del principio de 'una sola China' y de los comunicados sino-estadounidenses, así como de las normas más básicas del Derecho Internacional". "La visita daña las relaciones entre las partes", ha aseverado la entidad, que pide a Washington cortar todas relaciones con Taipéi, "como prometió".
Las leyes chinas estipulan detalladamente que Taiwán se adhiere al principio de 'una sola China', con el que el Gobierno busca acallar las voces independentistas en la isla y oponerse a una posible injerencia por parte de terceros en dicha materia. "Cualquier intento de obstruir la completa reunificación de China está destinado al fracaso", ha matizado por su parte un portavoz del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de China.
En este sentido, las autoridades han confirmado que está previsto que el Ejército chino lleve a cabo una serie de ejercicios militares "importantes" a partir del jueves y hasta el domingo, así como varias maniobras de entrenamiento en zonas cercanas a la isla.
Fuentes cercanas al asunto han indicado en declaraciones a la cadena de televisión china CCTV que poco antes de que el avión haya aterrizado en el Aeropuerto de Taipéi Songshan, donde ha sido recibida por cientos de personas, varios cazas Su-35 de la Fuerza Aérea china han despegado para dirigirse al estrecho de Taiwán.
Por otra parte, ocho cazas F-15 de la Fuerza Aérea estadounidense estacionados en la base de Okinawa, en Japón, han despegado con destino Taiwán con el objetivo de proteger a Pelosi y a su delegación, formada por cinco congresistas, según informaciones de la cadena nipona NHK.
Está previsto que Pelosi, que ha viajado junto al presidente de la Comisión de Exteriores de la Cámara Baja, Gregory Meeks, dé una rueda de prensa el miércoles por la mañana desde el hotel en el que se hospeda, tal y como ha recogido el diario taiwanés 'United Daily News'. El presidente de la Comisión de Asuntos de los Veteranos, Mark Takano, y los congresistas Suzan DelBene, Raja Krishnamoorthi y Andy Kim también forman parte de la delegación.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, afirmó el lunes que la presidenta de la Cámara de los Representantes de Estados Unidos "tiene el derecho" a viajar a Taiwán si así lo quiere y ha recordado que otro presidente del Congreso estadounidense --Newt Gigrich-- ya visitó en 1997 la isla, momento en el cual no se registró un alza de las tensiones.
El gigante asiático considera a Taiwán una provincia más bajo su soberanía a pesar del discurso secesionista taiwanés y del apoyo mostrado por Estados Unidos y la Unión Europea.