El concursante de Supervivientes ha afrontado una noche muy emotiva con la prueba del Puente de las Emociones en Honduras. Kiko Matamoros ha repasado algunas épocas de su vida, ha hablado de sus padres, sus hermanos y su salud: "Llevaba cincuenta años enganchado a las drogas, concretamente a la cocaína, y entré en un proceso de rehabilitación un mes antes de venir aquí".

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El tertuliano, de 65 años, ha desvelado que su salud ya estaba al límite: "Tenía las mucosas necrosadas, de hecho los médicos tenían mucho miedo de que viniera aquí porque no sabían si iban a colapsar, si podría aguantar... Aquí estoy siguiendo también el proceso y agradezco a los médicos que me están ayudando mucho".

Kiko, al que le extirparon un tumor de vejiga en 2019, ha confesado: "He jugado con la muerte, he entendido que la vida era una aventura y la he vivido como tal, jugué a la ruleta rusa con la vida. Ahora sé que me queda poca vida y solo quiero ser mejor padre, mejor pareja y ser feliz". Emocionado, ha añadido: "Algún día se apagará la luz y espero que sea lo más tarde posible".

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