Se trata de la última apertura del Grupo Le Cocó, un proyecto decorado por José Piñero en el que es posible comer unas recetas mediterráneas cuidadas en un tiovivo, en las sillas voladoras o en el tren de la bruja.
Las ferias de los pueblos nos entusiasman. Nosotros disfrutamos y los más pequeños se divierten como tiene que ser. En definitiva, es un planazo y lo cierto es que todos tenemos en la memoria esos recuerdos imborrables, que nos trasladan a la niñez, y nos envuelven de un buen rollo muy apetecible. Tanto es así, que les invito a que se adentren a la última apertura del Grupo Le Cocó, que tuvo lugar el pasado mes de marzo en el número 10 de la madrileña calle Caracas. Lo cierto es que sus propietarios se apuntan a la tendencia que tanto nos gusta de ofrecer al comensal algo más que comer y beber bien, ya que en La Morenilla la decoración y los espectáculos programados para los fines de semana son un reclamo para los comensales. Tomen nota y apúntense los viernes y los sábados a partir de las diez y media a la actuación del mago y del ventrílocuo.

Nos sentamos a la mesa con Alba González, CEO del citado grupo familiar (Fellina, Antonella, Giulietta, La Cerda y La Moranilla), quien nos cuenta que el nombre del restaurante, situado en el mismo local en el que se encontraba El Columpio, es un homenaje a su abuela: "La idea de este nuevo concepto nace al querer dar una vuelta al anterior. Hemos querido rendir tributo a los valores que ella inculcó a cada miembro de la familia, a pesar de fallecer muy joven", explica al tiempo que continúa desmigando su historia familiar. Su padre, Luis González, fundador de Le Cocó es de Torrecilla del Pinar, un pueblo de Segovia en el que su madre regentaba una panadería. Es decir, "eran los panaderos del pueblo y les llamaban "Los Morenillos"". De ahí el nombre del establecimiento en el que no falta un rincón ocupado por numerosas fotografías antiguas de la familia y, por supuesto, de la matriarca, quien mostró a sus hijos los principios "del esfuerzo, la humildad y el trabajo. Fue quien sacó a la familia hacia adelante". Dicho esto, y tras echar un vistazo a las imágenes, rendimos culto al tapeo tan nuestro. El mismo que podríamos disfrutar en la plaza de cualquier pueblo, que en La Morenilla recibe el nombre de "Casa de Antojos". Un espacio en el que destaca una barra y varias mesas altas en las que compartir varias raciones e, incluso, desayunar un bowl de frutas, unos churros o una tostada con aceite de oliva virgen extra y tomate. Y de ahí, al desfile de antojos y antojitos a cualquier hora del día, que lo deben liderar las tan demandadas croquetas de doña Henar, que siempre anteceden a la ensaladilla rusa, a las patatas "meneas" con torreznos, al brioche de ternera y al montadito de calamares. Las anchoas no deben faltar en cualquier barra que se precie, lo mismo que los ibéricos, ese pincho de tortilla que tanto se nos antoja, unas buenas gildas o una de navajas. Elaboraciones que forman parte de la carta diseñada por Sergio Palacios, chef ejecutivo del grupo. Seguimos. Porque para adentrarnos en la feria debemos acceder por un pasillo custodiado por un "Zoltar", esa máquina de los deseos del parque de atracciones que en Big convierte a un niño de trece años en un adulto, interpretado por Tom Hanks. Y de ahí, a "La Feria de La Morenilla", donde cada rincón del proyecto, diseñado por José Piñero es una réplica exacta de una feria. Así que, escoja en cuál de las "atracciones" le apetece conocer las recetas mediterráneas del cocinero, ya sea en el tío vivo, en el tren de la bruja, en la noria, en las sillas voladoras o en el mismísimo Circus Brodis, denominado de esta manera esta vez como tributo a Alba y a su hermano Luis, porque, confiesa, "estamos muy unidos y como vamos juntos a todas partes, la gente nos llama así, los brodis".

La carta anuncia varios entrantes de difícil elección, porque en un escenario así, todos apetecen, ya sean los bastones de berenjena con un toque de miel de flores, las alcachofas crujientes con su piel y la salsa brava Le Cocó, los mejillones al vapor con curry verde picante y sus hierbas aromáticas, tan ricos que desaparecen, más si los acompañamos con una de patatas de Casa Bonilla. Una combinación imbatible. Entre las ensaladas, nos decantamos por la de tomate rosa, sabrosísimo, con ventresca de atún, cebolla morada, unas alegres piparras, que otorgan un punto picante impecable, y aliñada con una vinagreta de aceitunas negras y anchoas. Como plato de cuchara, compartir unas pochas con almejas, el falso risotto de sémola con setas o una fideuá con chipirones es una excelente opción para seguir degustando elaboraciones. Entre ellas, la hamburguesa La Morenilla es bocado ganador, lo mismo que la carrillera al palo cortado y el lomo alto de vaca vieja, elección sublime para todo paladar carnívoro. Y entre los pescados, la merluza en salsa de carabinero y el bacalao en gabardina tipo Labra son preparaciones interesantes. El toque dulce lo ponen el arroz con leche con espuma de canela y el flan con nata. Recuerden, el espacio apuesta por una política dogfriendly, así que, sí, los perros son bienvenidos. Un detalle muy de agradecer.