'Los últimos días de Pompeya', en Madrid, nos sumerge en las calles de la vieja urbe del Imperio romano hasta experimentar su trágico final sepultada en lava y ceniza por la furia del Vesubio.
Cita con la historia en Los últimos días de Pompeya. Matadero Madrid acoge esta exposición inmersiva sobre el esplendor de esta urbe que desapareció tras la devastadora erupción del Vesubio en el año 79 después de Cristo. Una impresionante experiencia visual, sonora y sensorial a través de la recién inaugurada Sala Metaverso, que nos lleva de la mano por la Villa de los Misterios y que nos muestra los tesoros de pinturas de aquella fastuosa ciudad del Imperio romano.
Lluvia de ceniza caliente
Son 1.200 metros cuadrados expositivos que recrean escenarios pompeyanos: calles, barrios, comercios y templos que sucumbieron ante la furia de la naturaleza. En el año 62 DC, la antigua villa del sur de Italia experimentó un fuerte terremoto. 17 años después de que temblara la tierra, el volcán que presidía su skyline despertó. Una lluvia negra de ceniza caliente, polvo volcánico, piedra pómez, coladas de lava y humo tóxico envolvieron Pompeya, que quedó enterrada bajo cinco metros de residuos. Se convirtió en la ciudad perdida.

En 1860 el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli comandó la excavación del gran yacimiento. Puerta a puerta y vivienda a vivienda, reconstruyó parte de la ciudad. Se descubrieron los baños públicos, los teatros, uno de ellos con aforo para 5.000 personas; y el anfiteatro donde luchaban los gladiadores. Pero sobre todo, Fiorelli encontró huellas de cuerpos humanos estampadas en la ceniza sólida que retrataban el sufrimiento de la tragedia. Estas huellas sirvieron de molde para esculturas que simbolizan la agonía de las víctimas.
Cuenta esta muestra con la curadora Míriam Huéscar, historiadora del arte y especializada en producción artística y gestión cultural; y Nacho Ares, como guionista y asesor histórico. Ares, especializado en Historia Antigua y egiptólogo por la Universidad de Manchester, ha dedicado toda su vida a la divulgación histórica.
El montaje, producido por Madrid Artes Digitales, se puede visitar hasta el 15 de octubre en el espacio de Matadero Madrid (Plaza de Legazpi, 8).