Es el último truco de belleza que arrasa en las redes sociales: congelar la crema protectora, bien en una cubitera o el bote entero. ¿El motivo? Dos, en realidad: reducir el componente oleoso que nos deja esa sensación grasienta en la piel y refrescarnos. Un dos en uno que, sin embargo, podría hacernos más mal que bien. Los expertos ya advierten sobre esta nueva práctica.
El conocido influencer @Farmaceuticofernandez, un facultativo que genera contenido en redes sociales sobre dudas médicas, ha sido de los primeros en hacerse eco de la moda y alertar sobre sus peligros. Según explica, la crema solar pierde gran parte de sus propiedades al congelarse: "Puede afectar al nivel de protección porque al someterse a temperaturas extremas, esa crema se estropea. Lo ideal es mantenerla en un sitio fresco, pero no en la nevera", ha dicho Álvaro Fernández.
Es decir, si aplicáramos esta crema congelada estaríamos exponiéndonos a la radiación ultravioleta sin protección, de manera que nuestra piel podría sufrir consecuencias a corto plazo, como rojeces, irritaciones o quemaduras, y también a largo plazo, como manchas o cáncer.
Los pasos están claros: aplicar la protección solar unos 30 minutos antes de la exposición solar para asegurarnos de que se absorbe correctamente y refrescarnos, si aprieta el calor, con un chapuzón o un vaporizador de agua. Refrescos, helados o fruta bien refrigerada también son buenas opciones para soportar las altas temperaturas veraniegas.