Talento, conexión y verdad. Las dos actrices estrenan Contracciones, un trepidante drama sobre el mundo laboral, opresor y asfixiante que nos invita a reflexionar. En el Teatro Pavón de Madrid.
Cuando la oficina se convierte en una jaula y el entorno de trabajo en una opresión insostenible. Israel Solá dirige a Candela Peña y Pilar Castro en la obra Contracciones, que llega al Teatro Pavón de Madrid (Embajadores, 9) el próximo 25 de enero.
Un drama de suspense con ritmo frenético y asfixiante, que recrea el ambiente de trabajo en una gran compañía y cómo la dirección invade la vida íntima de los empleados. En palabras del director, "una distopía laboral, un universo que mezcla a la perfección Un mundo feliz de Aldous Huxley y las series The Office y Black Mirror".
Candela Peña da vida a Emma, una empleada de la sección de ventas que sufre interrogatorios y la insoportable presión de su jefa, Pilar Castro, que al final también está dentro de ese bucle de presión. Ambas ponen voz al acoso. Nos cuenta Candela durante la entrevista que "Pilar da voz al sistema" y ella, "a un tipo de trabajador que es capaz de pasar por todos los aros que el sistema le proporcione para no perder su trabajo porque tiene necesidad". Matiza su compañera en escena que "las dos son mujeres sometidas por el sistema". La imagen de la directora que ahoga a su empleada en el cartel promocional proyecta eso: opresión máxima. Sin embargo, "siempre hay alguien más arriba" que presiona más, subraya la actriz de Julieta, Gordos y Ventajas de viajar en tren. De hecho, dicen las dos al tiempo, "la función podría llamarse Los de arriba".

"Muy punkie"
"Todos pertenecemos al sistema por muy punkies que seamos". Así lo resume la protagonista de Hierro. "Ser punkie es dar tu opinión. Al mundo le interesa poder señalar que todos somos guays y tú no. Tú hablas, tú das problemas porque das la nota. O sea, todo es una rueda."
Sobre este desafío que supone conservar el puesto de trabajo y a qué precio, Peña lanza una cuestión: "Qué eres capaz tú de entregarle al sistema por un plato de cocido y hasta qué punto te aprietan (...) Porque cuando tú dejas de ser necesario, el sistema no tiene corazón y te expulsa como la bola de pelo de un gato".

Como consecuencia de este ahogamiento, llega el estrés y se resiente la salud mental. "Esto está reflejado en la obra. Absolutamente. A ti te van apretando y si eres una persona empática, que has entregado a la compañía lo más grande y has hecho lo posible por agradar a tus jefes y, de repente, ese sistema te baja la persiana y te hace un silencio de 'usted ya no', eso no deja de ser un maltrato terrible. Solo te quedas tú con tu fortaleza mental. Y si no la tienes, es una depresión". El título de la obra tiene que ver "con las contracciones que hay en un contrato y cómo nos van constriñendo", remata la actriz.