Viajar en avión es, para muchos, algo habitual (por motivos laborales). Sin embargo, para otros no lo es tanto. Casi que les supone toda una aventura, que puede llegar a estresar. En cualquier caso, una de las decisiones más complejas es decidir por cuál es el mejor asiento.
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Aquí intervienen distintos factores: comodidad, seguridad, menos turbulencias, un desembarque rápido... De acuerdo a un estudio realizado hace unos años por Skyscanner en base a la opinión de 1.000 viajeros, determinó que la mejor plaza era la 6A, ubicada en la parte delantera del avión.
Mejor en la última fila
Sin embargo, esto contrasta con el artículo escrito por un periodista experto en viajes, John Burfitt, el cual considera que las mejores butacas se localizan en la última fila. Asegura que su opinión está fundamentada en un vuelo que hizo de Sídney a Los Ángeles.
El pasajero que iba detrás no paraba de molestarle cuando este intentaba colocarse. Cuando, de forma educada, le pidió que tuviera cuidado, el compañero de viaje le respondió que no encontraba la forma de ponerse cómodo y que no le prometía nada.
Pues bien, el periodista dio con la solución al ir al baño, cuando vio que las personas que ocupaban las filas traseras del avión iban mucho más relajadas. Burfitt dice que estos asientos son una "joya escondida" y tira de humor pidiendo discreción para que no pasen a ser de los más demandados.
¿Qué pasa con los baños?
Además de asegurarse que no habrá nadie que te dará patadas por detrás, las butacas de la última fila del avión tiene más ventajas. "Nunca te golpeará una azafata con un carrito, ni te empujarán los pasajeros que pasan, ni te agarrarán del asiento al pasan", enumera.
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Pero, ¿qué ocurre con la cercanía a los baños de estos asientos? "Con cascos que cancelen el sonido y amabilidad a la hora de pedir salir, se eliminan todos los problemas", concluye el periodista australiano.
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