La isla de São Miguel, en las Azores (Portugal), es la mayor del archipiélago de islas portuguesas, un territorio mágico, situado en medio del océano Atlántico. Con su impresionante paisaje y belleza natural, es un destino de visita obligada.
São Miguel ofrece una escapada única con mucho que explorar, ver, hacer y comer. Para los amantes de la buena mesa, la escena culinaria de este territorio es una delicia gastronómica epicúrea. Productos de proximidad y locales es por lo que apuestan los restaurantes más sofisticados como Õtaka. Situado en Ponta Delgada es el restaurante mejor valorado de la isla. Aunque no tenga ninguna estrella Michelin, podría competir fácilmente con cualquiera de ellos. Sus propietarios, José Pereira (chef) y su mujer, Anne Teixeira (pastelera) utilizan siempre el pescado del día para deleitar los paladares que van a visitarles.
Ensaladas, tempuras, e incluso el codiciado bacalao negro de Alaska, son algunos de los platos que podrá elegir y acompañar con tés, sakes y cervezas azorianas y japonesas, o vinos y licores japoneses.
¿Cómo nació el nombre de Õtaka?
Õtaka nació charlando con mi amiga japonesa Miya sobre posibles nombres para mi futuro restaurante de inspiración japonesa en Azores. Significa "Açor" el ave que dio nombre al Archipiélago de las Azores.
¿Qué propuesta gastronómica ofrece?
Tenemos una propuesta gastronómica inspirada en la cocina japonesa y nikkei, a lo largo de los años hemos ido introduciendo cada vez más productos locales utilizando técnicas japonesas y sabores peruanos.
La sostenibilidad está muy presente en la isla de San Miguel, ¿cómo contribuís?
Hace 5 años importábamos gran parte de nuestros productos, a excepción de las proteínas (pescado y carne). Trabajamos con pequeños productores con productos de temporada e incentivamos a los productores a cultivar para nosotros lo que necesitamos, por ejemplo, jalapeños, berenjenas, cebolletas, daikon, shiso, etc....
¿Cómo definiría su cocina?
Ecléctica, llena de sabores, un tipo de comida que provoca emociones, pero al mismo tiempo sencilla, minimalista y refinada.
La cocina peruana, y especialmente la cocina nikkei, ha experimentado un gran auge durante los últimos años... ¿dónde cree que radica el éxito de esta gran acogida?
Es esta combinación entre la sencillez de la cocina japonesa con la intensidad de los sabores peruanos.
¿Dónde busca la inspiración para sus creaciones culinarias?
Cada vez más en los productos locales, ¡buscando la manera de introducirlos en nuestro concepto!
¿Qué busca transmitir a través de su cocina?
¡Una gran y original experiencia!
¿Cuál fue su primer sueño cumplido?
Abrir Õtaka.
¿Cuándo supiste que quería dedicarse a la cocina?
Estaba estudiando informática y durante ese tiempo siempre era yo quien cocinaba para mis compañeros de piso y amigos, el interés empezó a crecer y después de dos años decidí cambiarme a la escuela de cocina.
¿Quiénes fueron sus mentores?
Tuve muchos, incluidos mis profesores de la escuela, pero sobre todo los chefs con los que tuve el placer de trabajar en Suiza. El que más me marcó fue Matteo Guida.
¿Hacia dónde cree que se dirige la gastronomía?
Hacia la sostenibilidad, el uso de ingredientes menos comunes, la proximidad y la huella de carbono, la narración de historias y un poco de teatro.
¿Algo que nunca puede faltar en su cocina?
Pescado fresco de las Azores.
¿Qué chefs le inspiran a la hora de crear nuevos platos?
Nobu matsuhisa, mitsuharu maido, Björn Frantzen, Alexandre Silva, Tommy Banks